Decepción tras decepción, el camino del Barça por la Euroliga lejos del Palau asemeja a una pendiente sin fin. Frente al Panathinaikos volvió a estrellarse el equipo azulgrana en su intento de cambiar su racha negativa. Nueva derrota (71-65). La séptima consecutiva como visitante, que le aleja un poco más de su objetivo de clasificarse entre los ocho primeros, que serán los que peleen por la ‘final four’.

No hay forma de que el Barça cambie su dinámica. Ni con Faverani, ni sin él. Mentalmente es un equipo débil de carácter. Con la autoestima baja. La falta de continuidad, la irregularidad, los problemas de confianza que transmite el bloque de Bartzokas lo encadenan y le impiden levantarse en Europa, donde la exigencia es muy alta, demasiada para un bloque lejos del nivel que debería.

La historia que ha vivido el Barça en toda la Euroliga volvió a repetirse en Atenas. El equipo azulgrana fue siempre a remolque, con opciones, pero incapaz de dar el paso.