Llegó él y todo se conectó. Apareció Luis Suárez en el Camp Nou después de ser tratado como «un delicuente», según confesó él mismo por su mordisco a Chiellini en el Mundial de Brasil-2014, y el Barça halló el nueve que no tenía desde la salida de Etoo. El nueve cuyo mayor tesoro no es, aunque parezca mentira, la impresionante cifra de goles que ha marcado (103 en 123 partidos) ni su generosidad para repartir asistencias (50) sino su descomunal influencia en el universo Messi.

Se vistió Luis de azulgrana y las estrellas (Leo y Neymar) se conectaron al instante tras un año, el del Tata, de incomunicación futbolística. Nació entonces el tridente. Pero no existiría ese trío sin la figura de un delantero uruguayo, tan eficaz como honrado y desprendido en el esfuerzo, que fusionó al 10 de Argentina con el 10 de Brasil. Ayer, el Gordo, como le llama cariñosamente Neymar, cumplió 30 años, después de invitar el pasado lunes a la plantilla a una cena en Castelldefels. «Bienvenido al club de los 3», le escribió Andrés Iniesta, una de las personas que le abrió la puerta del vestuario del Barça en días tempestuosos. Días en los que temió incluso que su fichaje no se cerrara.

Pero Luis Enrique no tuvo miedo del pasado de Suárez, a quien el Barça debía esconder en sus primeros meses (no hay ni foto oficial de la firma de su contrato), agazapado en gimnasios de hoteles de Sitges y Barcelona poniéndose a punto. La FIFA no le dejaba ni pisar la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Tampoco receló el técnico de los hipotéticos problemas de cohabitación que podrían generar tres estrellas de esa dimensión.

Aún ahora no paran de preguntarle a Suárez por su excelente y, a la vez, inmediata conexión con Messi. Algo que trasciende del campo, aunque sea ahí, sobre el césped, donde la aparición del exdelantero del Liverpool desencadenó la gran (y última) revolución del Barça. Antes era Messi el falso nueve. Pero apareció Suárez y todo cambió.

Apenas llevaba unos meses en el vestuario y se dio un verdadero acontecimiento. Desde entonces, la relación se ha intensificado de tal manera que no solo juegan juntos sino que comparten muchísimas cosas en común con su «vecino», como él mismo recordó. Y el falso nueve dejó su sitió al nueve auténtico, mientras Luis Enrique demostraba que tres estrellas sí podían compartir la misma delantera.

Messi abandonó la banda derecha para dejar que Suárez se reinventara como goleador. «Veía jugar al Barça y pensaba que si me podría adaptar», llegó a decir incluso en voz alta. No solo se ha adaptado sino que ha mutado completamente ese juego, firmando registros espectaculares de eficacia por encima de goleadores como Etoo o Romário. Solo Ronaldo, en aquel galáctico año con el Barça de Robson (47 goles en 49 partidos), está por delante del Gordo Suárez, actual Bota de Oro.

Renovado

Para tranquilidad de Messi, Suárez renovó hace un mes, firmando hasta el 2021, con una cláusula de rescisión de 200 millones de euros. Sigue también para tranquilidad del Barça. Comparte Suárez el Pichichi de la Liga con 15 tantos con su vecino Messi. Ronaldo lleva 12 tantos (4 de penalti) y Benzema, el nueve del Madrid, solo suma cinco. Si Luis continúa, Leo, también...