Negar categóricamente las opciones que tiene el Córdoba CF de terminar cumpliendo el objetivo vendido de ascender es casi tan partidista e interesado como querer negar la actual situación de crisis que atraviesa el equipo o acharcársela a una mera cuestión mental. El Córdoba, este Córdoba de la grandilocuencia, de la Fábrica de Talento, los repartos de dividendos y los beneficios astronómicos, vuelve a recordar a ese equipo en decadencia continua que se salva con muchos apuros tras la Feria.

Porque la apuesta low cost a la que acostumbra el club se está quedando sin recursos y el colchón con respecto a los números rojos está en una situación, ya no preocupante, sino alarmante. Ni Oltra ni Carrión han logrado que un plantel hecho para lograr la permanencia y apelar luego al factor suerte, a que la flor no se marchite, tenga cierta regularidad. Disipada la ilusión que despertó el pase copero ante el Málaga, todo un Primera, contra el que se sufrió a horrores, el Córdoba se topa ahora de bruces contra la realidad liguera. De momento, no hay respuesta. Porque el Córdoba llamado a ser protagonista, ahora valiente, no pasa del sobeteo de la pelota -eso sí, gana en los porcentajes de posesión- y se queda sin ideas a la hora de generar peligro. Y en defensa, lejos de corregir errores de antaño, la grada se sigue encogiendo cada vez que el rival se acerca a la portería de San Pawel Kieszek Bendito, que mantiene al equipo fuera de los puestos de descenso. ¿Que se lesionó Deivid? Pues tiempo ha habido para buscarle sustituto.

Pero ahí está el discurso oficial que si el mercado, que si bla bla bla cuando lo que la afición espera es un puñetazo sobre la mesa para exigir los refuerzos que enderecen la situación y lo coloquen en los puestos de, al menos, aspirar a la pelea. Y déjate de pegos. Pero con el equipo más cerca del colista que del play-off, una oferta poco atractiva y una presión brutal en El Arcángel, autoimpuesta, ¿qué jugador va a querer venir al Córdoba? El discurso oficial dice que no hay nada en el mercado que mejore la plantilla. Habrá que preguntarse a qué mercado se va, porque no es lo mismo ir a un mercadillo que lo primero que pregunta la maría de turno es «¿eso cuánto lleva al sol?» que ir a la sección gourmet de El Corte Inglés. Ahí seguro que nadie pondría tantos reparos. Pero eso cuesta.

El Córdoba necesita un par de refuerzos, confiar en los jugadores de más calidad que hay en el plantel y no penalizarlos por errores puntuales y, sobre todo, rebajar el nivel de presión autoimpuesto y asumir que, hoy por hoy, el objetivo del club no es el ascenso.

Mucho ha de cambiar la racha que atraviesa el equipo, hoy por hoy, con rumbo a Segunda B si no pone fin a esta dinámica porque la permanencia suena ahora a premio de consolación.