La renovación de Leo Messi no es el objetivo principal del Barça en el 2017. Es uno de los más importantes. Josep María Bartomeu no quiso reflexionar sobre el orden jerárquico que tendrían unas decisiones comparadas con otras por tratarse de una elección delicada y que merece una profunda reflexión. Prefiere pensar que la continuidad de Messi, cuyo contrato acaba en el 2018, no supondrá un problema. Está convencido de que seguirá.

«Se me hace difícil de entender que Messi quisiera marcharse: es feliz en el Barça, en Barcelona y es un catalán más», recitó el presidente, para no alarmarse ante una negociación que se ha demorado en comparación con los otros componentes del tridente. Neymar y Suárez, cuyos contratos eran más tardíos, ya han firmado hasta el 2021.

LA RENOVACIÓN DE LUIS ENRIQUE / «Haremos un esfuerzo para renovar a Leo porque esta es su casa», añadió Bartomeu, que compareció ante los medios para analizar el primer semestre de la temporada. Ese esfuerzo será ingente, descomunal. El 10 sigue siendo el futbolista número uno del mundo y el club deberá tratarle como tal. En todos los aspectos. Sobre todo en el económico, aumentando de nuevo su ficha, lo que disparará la masa salarial de la plantilla.

Tan urgente como la renovación de Messi sería la de Luis Enrique, que acaba en el 2017. Club y entrenador se han emplazado a «abril o mayo» para negociar su continuidad, más por voluntad del técnico que del presidente, lo que choca frontalmente con «la planificación» que se está realizando en los despachos de la secretaría técnica. En ese sentido, Bartomeu sitúa a Robert Fernández como la pieza clave del futuro deportivo y aseguró de que está encatado con él, después de haber escuchado que había invertido 180 millones en futbolistas que son suplentes. «Es muy difícil ser titular en el Barça.

EL ‘FAIR PLAY’ FINANCIERO / El presidente, que ahora ejerce además de vicepresidente económico tras la dimisión de Susana Monje, admitió que el gasto en nóminas deportivas está «un poco por encima» de los límites del ‘fair play’ financiero que exigen la UEFA y la FIFA a los clubs. «Es una recomendación, no una obligación», apuntó, antes de subrayar que las relaciones con las instituciones son muy buenas. Pese a que una (la FIFA) la sancionó por el fichaje de menores extracomunitarios y la otra (UEFA) por la exhibición de ‘estelades’.

Este lunes se produjo la fumata blanca, por la que el Barça no será castigado, al tiempo que el organismo asume que revisará su reglamentación. «En la UEFA hay interlocutores espléndidos. Nuestros espectadores puedan expresarse con libertad».