Otro reto de altura para el gran capitán

Otro reto de altura para el gran capitán

Otro reto de altura para el gran capitán

MADRID

Nada indica que se le pueda ver el sábado en el centro del campo, tal como ocurrió en el 2013 cuando Carlo Ancelotti le situó en esa posición en el Camp Nou ante el asombro general. Le daría igual a Sergio Ramos porque lo que quiere el central del Real Madrid es jugar, ahí o donde sea. Al capitán blanco le van estos desafíos, en los que se siente tan especial que suele disputarlos al límite, incluso por encima de lo que marca ley.

El sábado jugará su partido 490 con el Madrid. Lo hará gracias a no haber visto la quinta amarilla ante el Sporting, un encuentro en el que Zidane decidió sustituir al central en el minuto 72 para asegurarse su presencia ante el Barcelona.

Lesión de rodilla

No jugó el derbi frente al Atlético pese a que su regreso tras lesionarse con la Roja estaba preparado para ese día. Ante Albania, Ramos sufrió un esguince de grado II en el ligamento lateral interno de su rodilla izquierda.

Después de 40 días de baja, la cita era el encuentro ante el equipo de Simeone, pero Ramos estuvo en el banquillo. Se dijo que jugador y técnico habían pactado finalmente que fuera suplente. Tras regresar al equipo ante el Sporting de Portugal, la fecha que tenía en rojo el central era la del 3 de diciembre. Así se lo confirmó a Iniesta cuando el azulgrana escribió en Twitter sus buenas sensaciones en su recuperación. «Entonces nos vemos en el clásico. Ojalá podamos estar los dos», escribió Ramos. En la conversación se metió Piqué. «Entonces estaremos todos. Que gane el mejor» apuntó el central catalán.

Héroe y villano

Unas maneras muy distintas a las que utilizó Ramos cuando le pidió a Piqué que tuviera respeto en diciembre del 2015 cuando los ataques del defensa del Barcelona a Arbeloa. Ramos se erigió entonces en el defensor de todo el madridismo y tuvo el apoyo de la afición. Dentro del campo consigue que haya más división de opiniones hasta lucir la dualidad de héroe y villano. Su gol en la final de Lisboa ante el Atlético o el de la Supercopa de Europa ante el Sevilla, que sirvió para forzar la prórroga, le sitúan como una especie de icono, pero sus graves errores le bajan inmediatamente a ras de tierra.

Un sector del periodismo sitúa a Ramos como el mejor central del mundo. Y el jugador ha entronizado tanto esa nominación que parece obligado a retorcer todo lo que sea natural hasta convertirlo en excesivo.

Con 21 tarjetas, Ramos es el jugador más expulsado en la historia del Madrid, club al que llegó en el 2005. La última vez que vio una roja fue precisamente en el clásico de la pasada temporada en el Camp Nou. Era la cuarta vez que abandonaba el campo en un choque contra el máximo rival.

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