La voracidad y el inconformismo le reportaron al inglés Lewis Hamilton (Mercedes) su quinta victoria en Hungría, acompañada, esta vez, del suculento premio de liderar el Mundial de Fórmula Uno con seis puntos de renta sobre Nico Rosberg.

Por quinta vez en las seis últimas pruebas del campeonato, el británico lanzó al cielo el trofeo que le acredita como vencedor.

A esa repetida celebración sobre el primer cajón del podio agregó una mayor euforia: ganar en Budapest le permitió rebasar los cuatro triunfos del alemán Michael Schumacher, con quien compartía el récord histórico de victorias en la ciudad húngara, y asumir el liderato del Mundial.

“He sido capaz de gestionar los neumáticos, el coche, la distancia y de reaccionar cuando era necesario. Los doblados me han causado algunos problemas, pero he mantenido todo en su sitio”, explicó.

En 2008 estrenó su palmarés con McLaren y, tras saborear la gloria, ya con Mercedes, en las dos últimas campañas, Hamilton reivindicó su favoritismo a un tercer entorchado consecutivo al adueñarse tras la disputa de Hungría de una posición que le había sido ajena durante la primera parte de la temporada.

De hecho, el inglés llegó a acumular una desventaja de 43 puntos con respecto a Nico Rosberg, su compañero y principal rival por el título. Al circuito Hungaroring llegó con una diferencia de un punto. Ayer la dinamitó con una brillante salida.

Esa acción resultó suficiente para imponerse en una carrera estratégica y para festejar el triunfo 48º de su historia.

Con ese hito confirmó la reacción que comenzó en Mónaco, en la sexta prueba del campeonato, y que prosiguió en Canadá. En Baku se reencontró con la victoria Rosberg -vencedor de las cuatro primeras pruebas del curso- pero las dos anteriores citas del calendario, en Austria y Gran Bretaña, fueron dominadas igualmente por el inglés.

Ayer volvió a negar una victoria a su compañero de fábrica. También acalló las voces que presentaban a Red Bull como alternativa al duopolio de las flechas plateadas. Ni el australiano Daniel Ricciardo, tercero, ni el holandés Max Verstappen, quinto, tuvieron opciones de victoria. Incluso el alemán Sebastian Vettel (Ferrari), cuarto, combatió con el equipo de la bebida energética.

Con 52 grados centígrados sobre el asfalto, la gestión de los neumáticos resultó fundamental para el desenlace. Y a eso se dedicó Lewis Hamilton tras hacerse con la primera posición antes del paso por la curva número 1. Ahí se mantuvo durante una carrera que dominó a su antojo, para desespero de Nico Rosberg.

“Mi objetivo era ganar pero perdí todas mis opciones en esa curva. Toda la carrera se decidió en la salida”, lamentó el piloto de Wiesbaden, de 31 años.

Pese a que su segundo puesto le costó el liderato, el germano recalcó que todo sigue “estando apretado. Queda mucho por delante. La próxima semana compito en casa», advirtió.

En un fin de semana marcado por la controvertida decisión de la FIA de penalizar con un paso por la calle de garajes a aquellos pilotos que rebasaran en más de tres ocasiones los límites del trazado en las curvas 4 y 11, encontró el mejor rendimiento de su McLaren, Fernando Alonso.

Si su compañero, el inglés Jenson Button, fue el único participante que no completó las 70 vueltas al circuito de Hungaroring por un problema de aceite, el asturiano reencontró la sensación de satisfacción con su meritorio séptimo puesto.

“He sido el primero del resto de pilotos, porque Mercedes, Red Bull y Ferrari están por encima de los demás”, dijo el dos veces campeón del mundo. Un puesto más estuvo a punto de ganar FAlonso en la vuelta número 57.

Raikkonen, quien partió desde la 14ª posición, pasó a batallar con la quinta con Verstappen gracias a la ambiciosa apuesta de su escudería. Ambos chocaron, en una movida segunda parte de Gran Premio, pero el nórdico pudo mantenerse en pista.

Mientras Carlos Sainz (Toro Rosso) terminó octavo. H