A los 26 años, el internacional camerunés Patrick Ekeng sufrió ayer un paro cardíaco en mitad del partido entre el Dinamo Bucarest, su equipo, y el Viitorul, de la liga rumana cuando llevaba 7 minutos en el terreno de juego. El jugador fue trasladado al hospital en estado crítico, pero no consiguió sobrevivir.

Nada más conocerse la noticia se sucedieron las reacciones. "No hay palabras para expresar nuestro dolor por la muerte de Patrick Ekeng. Lloramos tu pérdida. Nunca te olvidaremos, amigo", decía la cuenta de Twitter del Córdoba. "Muy triste e incrédulo por la muerte de un compañero haciendo lo que más le gustaba. Descansa en paz, Patrick. Mis condolencias para la familia", publicaba el capitán Xisco Jiménez. "Duro palo la muerte de nuestro excompañero Ekeng. Mi más sentido pésame a su familia", escribía Deivid. Y como ellos, otros tantos compañeros en el terreno de juego.

PURA ANARQUÍA

Pura anarquía táctica, Ekeng llegó al Córdoba como refuerzo tras el ascenso a Primera. Procedía del Lausanne-Sport, de la liga francesa. Nunca terminó de adaptarse del todo y, salvo el encuentro ante el Getafe, en el que el pivote blanquiverde se alzó como héroe para marcar el tanto que, temporalmente, le daba la victoria al equipo del Chapi Ferrer y valía para salir de los puestos de descenso, no rayó a un gran nivel en el Córdoba en una temporada especialmente difícil.

Salió del once y, con la llegada de José Antonio Romero, Ekeng comenzó incluso a desaparecer de las convocatorias. "Le falta cultura deportiva", dijo el que fuera entrenador interino. Sin nombrarlo como tal, fue uno de los descartes del club tras el descenso a Segunda. Así, en mitad de pretemporada Ferrer lo pidió para el Mallorca, según dijeron en su día fuentes de la entidad blanquiverde a este periódico, pero la operación se canceló tras saberse que el camerunés había tenido más que palabras con algún compañero de caseta en la concentración de Campoamor.

Tras quedarse sin equipo al cierre del mercado, en enero se marchó a Rumanía.