Creer, crecer, confiar y trabajar son las premisas con las que Vicente Moreno lidera sus proyectos. Llegó a Tarragona el 5 de noviembre del 2013 con el deber de liderar una plantilla con mucha calidad pero sin un patrón estable de cómo canalizar con efectividad su superioridad. El proyecto del Nástic atravesaba por aquel entonces un bache importante en su segunda tentativa de volver a Segunda. Tres entrenadores, Kiko Ramírez, Salamero y Castillejo, sucumbieron en el intento y Moreno era la última bala de un desesperado presidente Josep Maria Andreu.

Con un entorno enrarecido empezó a andar una idea futbolística que estaría examinada con lupa. Acoger una plantilla impuesta y hacerles creer en sus posibilidades reales no era reto fácil, pero lo consiguió. Debutó un 10 de noviembre de 2013 con empate en el campo del Constancia de Inca. Sus inicios no fueron prometedores, pero una racha de diez victorias consecutivas catapultaron al equipo a luchar por el ascenso. La temporada tuvo el peor de los desenlaces en la prórroga del último suspiro del soñado ascenso. El Llagostera privó el 21 de junio de 2014 a los de Moreno del éxito de una campaña por lo menos excitante.

"No somos inferiores a nadie, creo en mis jugadores"

Se escapaba de nuevo la vuelta a Segunda, pero el técnico ya tenía lo que quería: un bloque, un grupo unido conocedor de sus posibilidades y capaz de crecer en la inagotable pasión depositada por el míster para conseguir un objetivo por el que luchar. Empezó mal la tercera tentativa, perdió en casa ante el Sant Andreu en lo que fue la última derrota esa temporada vivida en el Nou Estadi. Fue, quizás, el golpe para empezar a carburar. El equipo se alzó con el primer puesto del Grupo 3 para ascender de forma directa en un play-off que le enfrentó al Huesca. Objetivo cumplido.

"Creo en mis jugadores, hoy por hoy no hay ningún equipo mejor que nosotros y ninguna plantilla superior a la mía", argumentó Vicente Moreno en sus primeras declaraciones anteriores al inicio de Liga ya en Segunda A. Y no sólo lo dijo, sino que lo creía. Debutó ante el Albacete en el Nou Estadi con diez jugadores con los que había ascendido, dejando atrás los diez fichajes de verano.

Al técnico grana no le tembló el pulso y alineó a siete jugadores que no conocían la categoría. Empató ese partido remontando un 0-2 que era el resultado que había en el minuto 87 del partido.

Lo importante no fue el punto conseguido, lo importante fue que los jugadores volvieron a creer en la filosofía de su entrenador, volvieron a valorarse como piezas imprescindibles para un proyecto que ni mucho menos les venía grande. Reina, Xavi Molina, Xisco Campos, Jean Luc, Marcos de La Espada, son parte del éxito de esta campaña, los mismos jugadores que también jugaron quel partido ante el Constancia, encuentro en el que se sentó Vicente Moreno por primera vez en el banquillo del Gimnástic de Tarragona. Este es el núcleo duro que ha creído, crecido, confiado y trabajado en la idea futbolística de un técnico que hoy sueña con el ascenso a Primera.