Siete derrotas en los últimos ocho encuentros han extendido en el vestuario de Minnesota un estado general de depresión. “No estamos haciendo nuestro trabajo, especialmente en defensa”, asume el base catalán Ricky Rubio, que por lo general suele ser un dechado de prudencia, descorazonado por la última derrota de los Wolves en el Target Center frente a los Denver Nuggets (100-112) una nueva actuación deprimente que cuestiona los sistemas defensivos deSam Mitchell, el técnico que cogió el testigo del fallecido Flip Saunders.

Del 8-8 del balance inicial con el que empezaron tan brillantemente la temporada los Wolves (con victorias en Miami, Atlanta y Chicago) se ha pasado a un 9-15. Aún es más dramático si se valora al equipo en casa: 3 victorias, 10 derrotas. Pocos equipos lucen un saldo tan negativo en su cancha a estas alturas del curso. Los Sixers y los Lakers son los únicos que están por detrás. Lo que se intuía como un prometedor futuro para los Wolves esta temporada, lleva camino de convertirse en un cuadro clínico irreversible. La conjunción de los dos últimos números del draft, el de este año, el pívot dominicano Karl Anthony Towns, y el del 2014, el canadiense Andrew Wiigins, combinada con la llegada del serbioNemanja Bjelica, el talento de la gente que ya estaba en el equipoZach Lavine o Dieng, el regreso a las pistas de Ricky Rubio y el tutelaje de Kevin Garnett parecía na combinación ganadora. Pero la ruleta no para de giarar en contra.

VENTA DE ACCIONES

“En defensa no tenemos consistencia y no estamos agresivos. Estamos perdiendo partidos que teníamos que ganar”, afirma Ricky, irregular como el propio equipo, pero que frente a los Nuggets dejó unos números aceptables: 13 puntos (incluidos dos triples), 9 aistencias y 4 rebotes.

Ni su visión de juego, ni el dominio que parecía ejercer en la zona el emergente Towns ni la inspiración del chispeante Wiggins parecen recursos suficientes para unos Wolves, en los que se anticipan tiempos de borrasca, empezando por la venta de un 30 por ciento de las acciones por parte del propietario Glen Taylor.