"Con estas instalaciones podremos convencer a todo el mundo que en el Córdoba es en el club en el que tienen que estar los niños y esas generaciones que nos hagan crear un club más grande", decía ayer Carlos González, quien entiende que el Córdoba tiene que tener a "10 o 12 jugadores de peso en el equipo" que sean cordobeses.

Mientras el actual presidente hacía estas declaraciones, en la puerta de El Arcángel se iba acumulando un nutrido grupo de canteranos antes de emprender un desplazamiento a Vera para la disputa de un torneo. Eran Alvaro Morales, Adrián Campos, Juan Carlos Flores, Javier González, Alejandro Calvo y Salvi Vera, jugadores del benjamín B y el alevín A. Hay buen rollo en ese vestuario. Por edad, dentro de 10 años deberían estar entre el filial y la primera plantilla, ya con la ciudad deportiva al máximo de su rendimiento.

Juan Carlos, por ejemplo, es portero y lleva en el Córdoba desde los dos años. Se ve debutando con los grandes . Los padres se muestran confiados en que puedan llegar al primer equipo y entienden que lo tendrán más fácil con la construcción de las nuevas instalaciones, "porque ahora las que tenemos no son las mejores, así tendrán un sitio donde entrenar. Ahora, cada día van a un campo diferente, dependiendo del sol y si llueve o no llueve. Estamos de prestados en el Guadalquivir o en Miralbaida", dicen.

Manejan la posibilidad de que sus hijos tengan que salir de Córdoba para triunfar, pero "si están aquí es porque sienten este escudo", subraya un padre.

Responden al unísono que prefieren jugar en el Córdoba antes que en cualquier otro equipo y cantan el once titular del primer equipo. Dicen que no se irían a equipos más grandes como el Betis, pero vacilan si la oferta es del Real Madrid. A los padres se les ilumina la cara. Eso es vida resulta. E inversión recuperada, porque no quieren ni pensar en lo que llevan gastado en el hobby de sus hijos. Les queda, pero ¿y si marcaran el gol del nuevo ascenso, o el de una permanencia, o de algo más grande? ¿Y si fueran ellos?