Nunca será bueno para el futuro del club ir devorando profesionales durante el transcurso de la temporada (tres entrenadores y demasiadas salidas e incorporaciones en el mercado invernal) solo para ir sobreviviendo cada semana. En la planificación de un equipo lo importante es trabajar sobre una base sólida a medio largo plazo (imposible conseguir este objetivo con la mayoría de jugadores cedidos), programar de manera fiable y creíble, y planificar con mucha antelación sobre una plantilla equilibrada, identificada, comprometida y con ADN cordobesista.

El futuro del club depende de los resultados, los resultados dependen del rendimiento inmediato de los jugadores, el rendimiento inmediato de los jugadores tiene que ver con el proceso de adaptación, asimilación de conceptos y capacidad de equilibrio y competitividad que aporten los fichajes. Posiblemente la continuidad de los entrenadores pasa por saber administrar y encauzar los egos que esconden los jugadores dentro del vestuario, el secreto podría estar en no estar (entrenador) nunca por encima de ellos, ni en fama ni en importancia. El entrenador no debe ser demasiado débil porque se lo tragarán, ni demasiado amargo porque le escupirán.

Frente a la Real Sociedad, en Anoeta, el partido comenzó marcado por la expulsión de Pantic (5'), aunque a nivel colectivo el Córdoba tuvo muy buena respuesta, logró adelantarse en el marcador, imprimió buena intensidad, tuvo buen orden y equilibrio defensivo y hasta el 30' fue más eficaz y tiró más veces entre los tres palos.

En el segundo periodo mantuvo el orden pero bajó el ritmo y tuvo dificultades en defender centros laterales y fue penalizado cuando apareció el cansancio y no contrarrestó la superioridad numérica y posicional con la que le ganó la partida el rival.

Es mejor caminar juntos que separados, y hasta que el paciente tenga vida, ayudarlo e ir inyectándole sangre cordobesista para que mantenga sus constantes vitales hasta final de temporada.