Cuando Luis Enrique salte hoy al resembrado césped de Mestalla, le estrechará la mano en el banquillo contrario a Nuno Herlander Simões Espírito Santo, Nuno (Santo Tomé, 1974). Es el nuevo inquilino desde el pasado mes de agosto, el nuevo guía deportivo, el sintonizador de un club inmerso en una profunda transformación -sobre todo en la accionarial- del magnate singapurense, Peter Lim, nuevo propietario, tras arduos meses de negociaciones con Bankia.

Y Nuno fue el primer enviado del grupo comprador, de la mano del todopoderoso agente Jorge Mendes, su compatriota portugués, representante, entre muchos otros de Cristiano Ronaldo, y socio de Lim. El técnico era una de las primeras condiciones para el desembarco luso-asiático y de esta forma se convirtió en el sucesor del despedido exbarcelonista Juan Antonio Pizzi, que tenía un año más de contrato. Un primer movimiento que también pasó por encima del vigente secretario técnico, Rufete.

Avalado por Mendes

Con un escaso bagaje de dos años de experiencia en el Río Ave de su país, Nuno arribó a la ciudad rodeado de escepticismo, justificado por ser otro integrante de la cartera de Mendes. Pero el tiempo le está dando la razón y le ha congraciado con una afición como la blanquinegra, acostumbrada múltiples convulsiones. «El objetivo es claro: estar en Champions. Ya vamos tarde porque hay mucho trabajo por hacer», fueron sus palabras en su presentación.

Y ese va a ser su salvoconducto o su finiquito en el próximo mes de junio. Si no es capaz de llevar a una remozada plantilla a estar entre los cuatro mejores de una Liga cada vez más complicada -con tres plazas casi fijas para Barça, Real y Atlético de Madrid- no seguirá en el banquillo. La compra de Lim y su inversión es para que el equipo esté en la máxima competición continental -este año ni siquiera disputan la Liga Europa- y con sus ingresos empezar a construir una plantilla con garantías para asegurar la continuidad y presencia en una competición en la que el Valencia fue finalista en dos ediciones consecutivas, ante el Real Madrid (2000) y el Bayern (2001), que ganó por penaltis. Ese es el reto de la temporada.

Una presión que Nuno -que fue portero del Deportivo, Mérida y Osasuna, entre otros- está gestionando con solvencia, a pesar del tropiezo en la última jornada en el derbi ante el Levante. En septiembre fue nombrado mejor entrenador de la Liga merced a un inicio fulgurante. Alcanzó el liderato en la quinta jornada, aunque se desinfló ligeramente hasta situarse a 4 puntos del Barça en la cuarta plaza y a 6 del líder, el Real Madrid.

Confianza en Alcácer

A Nuno le quedará en su currículum que bajo su mandato debutaron en la selección española absoluta Paco Alcácer -el jugador franquicia de la cantera- y Rodrigo, de origen brasileño, procedente del fútbol base blanco, traspasado al Benfica y adquirido por Meriton Holdings -la empresa de Lim y Mendes-, que, posteriormente, lo vendió al Valencia. Un trueque que le está reportando al Valencia velocidad y efectividad en el área.

Pero Nuno ya ha empezado a acumular ciertas críticas sobre su estilo, poco dado al preciosismo y sí a la presión y las jugadas ensayadas a balón parado. Quizá imbuido por su perfil de arquero, basa su táctica en la pizarra del baloncesto: «La defensa es el mejor ataque». Y a partir de ahí escribe un guion con mucha exigencia física que de momento funciona.