Subía Alberto Contador a rueda del equipo Sky hacia Valdelinares, una estación de esquí a casi 2.000 metros de altitud, en la sierra de Teruel, donde granizaba, con 25 grados menos que los registrados en Arcos de la Frontera o Córdoba a mediados de la semana pasada. Iba siempre pendiente de Chris Froome que es el ciclista que más le preocupa, mucho más que Nairo Quintana, el nuevo líder, Purito Rodríguez, más que un aspirante, Alejandro Valverde o su rodilla, de la que cada vez habla menos. Ascendía, sin compañeros de equipo, pero a resguardo del Sky, que, de hecho, también le hacía el trabajo que él quería; endurecer la Vuelta, que desde ayer, sin caretas, con todas las cartas boca arriba, ya tiene al ciclista madrileño como el gran hombre a batir.

Faltaban tres kilómetros y, de repente, casi por arte de magia, Froome se descolgó hasta el fondo del pequeño grupo de figuras. Contador no se lo pensó dos veces. Se levantó del sillín, bajó los piñones de su bici para que su pedaleo fuera más veloz, y en la zona más dura de Valdelinares, como un viento huracanado, lanzó el primer ataque serio en esta Vuelta para castigar a Froome, que era lo que ayer pretendía, con 23 segundos que le vendrán de maravilla mañana en la contrarreloj (hoy, la prueba descansa en Zaragoza y sus alrededores) de 37 kilómetros en la localidad aragonesa de Borja.

Contador ni sabe, ni quiere, ni pretende pasar desapercibido. A su alrededor consigue crear el argumento que considera más idóneo para sus aspiraciones de ganar la carrera por tercera vez; prefiere no dar miedo, que los rivales le mantengan la calma porque sabe, como se vio ayer, que su equipo, en cuanto se empina la carretera se va para atrás.

EL SKY, DESAPARECIDO De hecho, ayer, tras desaparecer el Sky de la escena, solo el Katusha de Purito se mantuvo como grupo consistente, sobre todo con el ruso Vorganov, clave para que su jefe de filas catalán y Quintana --listo como el que más, sabiendo aprovechar el trabajo del resto, sin dar una pedalada de más, administrando sus fuerzas--, pudieran capturar al madrileño en la misma meta, donde triunfó escapado el colombiano Winner Anacona, que había dejado desperdigados al resto de integrantes de una fuga que llegó a ser de 30 corredores. Quintana se siente más a gusto corriendo con una temperatura fresca como la de ayer --en condiciones similares consiguió en primavera la victoria en el Giro-- que asfixiado por el calor tórrido que hizo en las etapas de Andalucía.

"Contador es el gran rival para la victoria final, sin descuidar a Purito", confesó Quintana tras recoger el jersey rojo de líder que hasta ayer llevaba su compañero Alejandro Valverde, que cruzó la meta junto a Chris Froome. El madrileño ha sido el corredor que ha arañado más tiempo a sus rivales en las dos llegadas en alto superadas hasta ahora, en una clasificación general en la que se mantienen los seis primeros con el pequeño margen de apenas 30 segundos. "Me falta condición, pero estoy muy contento", dijo Contador. ¡Pues menos mal que le falta condición! Menos mal.