Habrá final española e inédita porque nunca la habían disputado dos equipos de una misma ciudad. Uno de ellos, el Atlético, ha tenido que esperar 40 años para volver a rozar la gloria y buscar su primera Champions después de cerrar ayer su gran temporada en la Liga de Campeones, en donde no ha perdido un solo partido. Con su espectacular triunfo ante el Chelsea se corona como el equipo revelación de esta competición capaz de desafiar a cualquier enemigo. En esa final fratricida le espera un rival eufórico y convencido de levantar la décima en la cita de Lisboa.

El sueño continúa. Por la orilla del Manzanares, con una afición de bandera, el Atlético revive las mejores páginas de su historia de la mano de Diego Pablo Simeone. Aquello de El Pupas ha desaparecido del catálogo de un equipo que se ha rebelado contra los grandes. Con el menor presupuesto de los cuatro semifinalistas, el Atlético ha dicho basta hasta instalarse en la atalaya de los elegidos. Se medirá a uno de ellos en la final, un rival que no ha conseguido ganarle en los dos encuentros de Liga, pero que sí logró echarle de la Copa. Madridista y rojiblancos escribirán una página histórica en Lisboa el sábado 24 de mayo.

Ayer, en Stamford Bridge, en el millonaro barrio de Londres, Simeone corrigió el cuaderno de vitácora del choque de ida. Aguantó, se sobrepuso al tanto de Torres y dio la vuelta al encuentro con una brillantez extraordinaria propia de equipos curtidos y tuneados para luchar por lo máximo.

El cuadro rojiblanco se encontró de golpe con su destino cuando Torres, uno de la casa, un eterno colchonero metió uno de esos goles que parecía de oro. No solo no lo celebró el delantero del Chelsea, sino que pidió perdón. Quizá también era consciente de que su Atlético aún no había desenfundado. Lo hizo Adrián con un tanto psicológico al filo del descanso que devolvió el color a su equipo.

A partir de ahí Mourinho volvió a escribir un nuevo epitafio en su quinto intento consecutivo de plantarse en una final. No le premió el fútbol al técnico portugués porque este deporte suele coronar a los valientes y él está lejos de eso. Al menos reconoció que Atlético y Madrid han sido mejores que Chelsea y Bayern. "Son justos finalistas. Les deseo que disfruten y que gane el mejor", declaró el técnico portugués. Lo que no tenía tan claro era que un jugador suyo, el meta Courtois que está cedido al Atlético, salvara al equipo rojiblanco en tres claras ocasiones. "Ha hecho una gran parada a Terry antes del segundo gol de ellos. Es portero del Atlético y está ahí para parar", admitió Mourinho.

Mientras, Diego Costa explicaba que su equipo y el Madrid "son merecedores de estar en la final". Allí se las verá con una defensa a la que conoce bien, pero con la que no tiene ninguna amistad. Pepe y Ramos de nuevo contra el jugador de Lagarto. Casi nada. Poco parece importar eso a un equipo que vuelve a una final 12 años después con la intención de quitarse de encima la maldita obsesión por la décima. De momento, todo el madridismo y el equipo de Ancelotti hablan de un partido perfecto en el Allianz Arena.

Hasta Del Bosque ensalzó ayer al italiano. "Ancelotti ha enriquecido el fútbol. Fue una exhibición del Madrid y un gran partido en todos los sentidos, con posesión y llegada", afirmó el seleccionador español. No se perderá la final fratricida en la que todos esperan que gane el fútbol que atesoran los dos equipos, a los que mirará toda Europa.