David Ferrer hizo saltar la banca sobre el tapiz rojo del Country Club de Montecarlo. Apostó fuerte al número 6, su actual ránking mundial, y se llevó el premio gordo (su triunfo se pagaba 15 a 1) al vencer a Rafael Nadal, número 1 y ocho veces campeón del torneo, de forma tan inesperada como contundente. En dos horas y 13 minutos se apuntó la victoria por 7-6 (7-1) y 6-4 para pasar a las semifinales.

Más de una década ha necesitado Ferrer para volver a ganar a su amigo sobre tierra. La anterior victoria se remonta al 2004, cuando el alicantino le ganó la final de Stuttgart. Hasta 16 derrotas seguidas había encajado Ferrer antes de romper la racha en un escenario donde el campeón mallorquín debutó en el 2003, con solo 16 años y donde, después de no jugar al año siguiente por lesión, encadenó entre el 2005 y el 2013 una racha triunfal de 46 victorias consecutivas antes de perder el año pasado la final contra el serbio Novak Djokovic.

Después de un extraordinario año 2013, en el que Nadal recuperó el número 1 mundial y ganó 10 títulos en 14 finales disputadas, el tenista mallorquín encajó una derrota inesperada por los números conseguidos en su carrera. El día anterior Nadal logró su victoria 300 sobre tierra y la 50 en Montecarlo, pero Ferrer le infligió ayer la 22 derrota en tierra en toda su carrera.

"Ha sido una derrota dura. Todas lo son, pero especialmente en tierra. Felicito a David. Cuando el rival lo hace mejor, lo normal es perder. No he jugado bien ni de la forma correcta. Me ha faltado intensidad en las piernas. Le di la oportunidad de tomar el control del punto casi todas las veces", argumentó el número 1.

Montecarlo era el único escenario en las próximas ocho semanas en el que Nadal podía sumar algún punto. Si ganaba por novena vez podía haber sacado 400 puntos. Con su derrota, perdió 420 de los 5.100 que defiende hasta la final de Roland Garros.

Nadal perdió muy rápidamente su servicio y Ferrer tomo ventaja de 2-0 y 3-1. El número 1 parecía que igualaría la situación tras empatar 4-4, 5-5, 6-6 y forzar el tie break, en el que tras ganar el primer punto cedió los siete siguientes. En la segunda manga no reaccionó y se encontró rápidamente con un insalvable 5-2 en contra que maquilló hasta el 5-4, pero que Ferrer remató a la primera oportunidad gracias a un revés que Nadal lanzó contra la red, el 44º error no forzado. Lo nunca visto.

Ferrer se mostró agresivo y mantuvo el esquema de juego preparado con su entrenador. Bolas al revés, sin abrir ángulos y esperar la ocasión para entrar con la derecha. "La táctica es la de siempre. Lo complicado es mantenerla", valoraba orgulloso el tenista alicantino, que hoy buscará el pase a la final ante el suizo Stanislas Wawrinka, que ganó al canadiense Milos Raonic por 7-6 (7-5) y 6-2.

En las otras semifinales, Djokovic y Federer sufrieron antes de clasificarse eliminando a García-López por 4-6, 6-3 y 6-1 y a Tsonga por 2-6, 7-6 (8-6) y 6-1, respectivamente.