Messi no quiso irse de Vigo sin firmar la vuelta perfecta. Algo nunca visto en la Liga. Quien llegue, si es que llega algún otro delantero, solo podrá igualarlo. Pero no superarlo. Hasta 19 partidos consecutivos festejando goles.

En esta racha, iniciada en noviembre, recién nacido Thiago ha conseguido 30 goles. Sí, ¡30 goles en 19 partidos! O sea, los mismos que logró Romário, el gran Romário, el patrimonio de Brasil en 1994 cuando llevó a la seleçao al tetracampeonato. Con una sustancial diferencia, claro. Romário logró esos 30 goles que prometió, en toda una temporada.

Un rosco perfecto. Una vuelta para la historia. De ahí la alegría de la estrella cuando recibió el pase de Tello para batir a Javi Varas, el portero que le paró un penalti cuando estaba en el Sevilla, el mismo que ya con la camiseta del Celta le dejó seco en la primera vuelta, entonces en el Camp Nou.

"El de Messi es un récord inaudito, demuestra lo difícil que es hacerlo y lo grande que es este jugador", proclamó Roura, a quien, como a todos, se le han agotado las palabras para definir la monumental obra que está levantando la estrella argentina a cada partido que juega, sin mirar que el martes tiene uno decisivo en la Champions. Nada de eso afecta a la estrella. Juega para batirse a sí mismo. Hace tiempo, demasiado tiempo, que Messi dejó de competir contra los demás. Solo pelea contra su recuerdo, ese que construye entre gaviotas, partidos aparentemente incómodos, sin reparar en que hace solo cuatro días suplicaba por tener una máscara de oxígeno para respirar en la altitud de La Paz. Ayer, Messi volvió a ganar a Messi. Tiene 25 años, cuatro Balones de Oro seguidos y un hambre infinita por jugar, desafiando cualquier regla de la naturaleza. Y, por supuesto, cualquier otro viejo récord que ni siquiera existió.

Ayer Messi se disfrazó de asistente para Tello (suma 11 pases de gol en la Liga) y se convirtió en un goleador jamás visto: 43 tantos en la Liga en 29 jornadas. El, como siempre, le quitó trascendencia al hecho histórico y prefirió hablar de los demás: "Lo de Abidal y Tito es una alegría enorme".