No es la primera derrota del Córdoba. Ni será la última. Alberto García no recogió cuatro veces el balón de las redes por primera vez desde que viste de blanquiverde en Valdebebas. Hay que desear que sea la última. No será, tampoco, la primera vez que el juego del Córdoba deja que desear. En esta temporada o en anteriores. Tampoco es novedosa la falta de reacción, de intentar otras cosas, de probar... Yo qué sé. ¿Qué más da ensayar lo que sea cuando a la media hora se tiene un marcador de 3-0? Intentos de los que están en la banda, de los que se encuentran dentro del campo, por parte del equipo. Porque... quedamos en que esto era un equipo, ¿no? Obligatoriamente hay que conjugar en pasado y hasta poner en duda, al menos, parte de ese pasado, después de lo visto en el Alfredo Di Stéfano. ¿Qué hay de aquellas manifestaciones provenientes de la caseta presumiendo de unión? ¿Dónde la supuesta fuerza del vestuario? Porque esa es otra. Algunos hoy hablarán del que manda, del que obedece al que manda, y hasta del que está a favor de este, en contra de aquel o de si Berges se mueve en la banda o saca las manos de los bolsillos. Pero, curiosamente, nadie habla de los jugadores. Futbolistas que sí que han mostrado el nivel que se puede dar. ¿Se olvidó ya la eliminatoria de Copa contra la Real Sociedad? ¿Fue un espejismo el juego ante el Barcelona? ¿Días tontos fueron los de Ponferrada, Girona, Murcia, Almería o el de Elche? Y conste que este equipo posiblemente no haya recibido el mismo cariño que otros en el pasado reciente, pero ni de lejos vale como coartada para lo que se perpetró ayer en Valdebebas; no sirve de justificante. Porque por encima de todo está la vergüenza torera, la profesionalidad, las ganas (a demostrar) de ganar, de competir, de querer algo bueno para tu equipo, para tu club y para ti mismo. Ayer, sobre el inmaculado césped del Alfredo Di Stéfano tan solo faltó retirar al equipo de fútbol que saltó al terreno de juego (los de blanco), repartir cornetas y tambores y sacar en procesión a Nuestra Señora de la Abulia Incompetente en sus Errores Dolorosos, madre y señora en la fe de los que desfilaban pausadamente sobre el terreno de juego. Al menos, el medio millar de cordobesistas desplazados no hubieran sacrificado en vano la Semana Santa cordobesa, su tiempo, su dinero, su esfuerzo. Y lo más duro: su convicción.

El Red Bull Morata dejaba a Kiko Olivas a la altura de un biscúter a los tres minutos. Penalti y todo el plan A a la basura. ¿Había plan B? Pues no. Posiblemente poco hubiera importado vista la actitud de los once sobre el césped. El Córdoba pareció decidido a hacer pasar su vía crucis particular a los desplazados y antes del cuarto de hora Jesé anotaba el segundo. La diferencia entre un equipo de fútbol y lo otro era abismal. Velocidad, porfía, búsqueda constante del balón para salir como una jauría de lobos buscando al cordero Alberto García, en definitiva: competir. A la media hora el Castilla goleaba y lo que tenía delante no hacía ni gesto de estar dolido, como si el desayuno hubiera consistido en una tila con dos de Prozac. Berges cambió el biscúter por un R-5, pero el problema ya no consistía en intercambiar cromos. El problema eran muchos juntos comenzando por uno que duele tanto como indigna: la falta absoluta de actitud. Significativo fue ver, con 3-0 y el juego detenido durante varios minutos, a todos y cada uno de los representantes del Córdoba CF (me niego a llamar equipo a eso) mirando arriba y abajo, solos. Ni una palabra entre ellos, ni un intercambio de opiniones, ni un tirón de orejasde los pesos pesados... Así se murió la primera parte y Valdés Aller castigó aún más obligando a jugar la segunda. Se echó de menos que alguien le avisara, por probar si tragaba: “¡Que no insistas! ¡Que los de negro no quieren!”.

Así que se regresó al dolor. El Castilla con un pasito hacia atrás, acumulando hombres por delante de su defensa, presionando bien en su mediocampo y los representantes del Córdoba CF intentando jugar un amistoso. O algo así. Múltiples entregas fallidas, pases en largo a la remanguillé (“a ver qué sale de esto”, pensaría ese que insistió tanto en lo mismo) y algún intento individual. Los de Toril, mientras, a aprovecharse de la situación: robar balón y lanzar sus flechas. O Jesé y Juanfran a izquierda y derecha, o balón directo a Morata para deshacerse de los dos centrales, sí, de los dos. Incluso, Armando con intención manifiesta de pararlo en falta, pero no hubo forma. Ayer no se estaba ni para la lucha libre. El delantero centro blanco se marchó como una exhalación y batió a Alberto García por cuarta vez. Y mereció, como mínimo, un par de ellosmás.

Las opciones se han reducido sensiblemente. Si antes ya se hacía imposible fallar en ninguno de los cinco encuentros que quedan en casa, ahora se añade otra dificultad no menos trascendente: de los seis que se han de disputar lejos de Córdoba se debe ganar la mitad. Viendo los rivales no se puede catalogar como

un imposible, salvo que el Córdoba siga siendo el de ayer. En ese caso... Ni 50.

La expedición que mandó el Córdoba a Madrid volvió en bus. Pero esta vez debió hacerlo en AVE y leer la publicidad de Comfersa, con la frase de un símbolo de la pelea, de la inteligencia, de la competencia. El cartel recuerda la frase de Julio César, grabada en las Torres Palatinas de Turín: “Si no te recuerdan, no importa lo bueno que seas”. Ayer el Córdoba hizo verdaderos esfuerzos para ser recordado, pero con enojo. Lo de ayer en Valdebebas entrará en la sonrojante eternidad cordobesista. Otra forma de hacer historia.

Estadio: Alfredo Di Stéfano

Asistencia: 4.132 espectadores, medio millar, cordobesistas

Terreno de juego: Perfecto

Mejías (1), Fabinho (20), Iván (5), Mateos (6), Casado (3), Casemiro (18), Mosquera (11), Juanfran (2), Borja García (19), Jesé (10) y Morata (9).

Cambios:

Llorente (35) por Iván en el 42', Lucas (7) por Juanfran en el 72' y Cheryshev (17) por Jesé en el 78'.

Alberto García (1), Cristian (7), Kiko Olivas (22), Armando (5), Seoane (2), Pedro (15), López Garai (14), Caballero (21), López Silva (19), Fede Vico (29) y Xisco (9).

Cambios:

Alberto Aguilar (20) por Kiko Olivas en el 36', Joselu (18) por López Silva en el 45' y Paulinho (17) por Fede Vico en el 64'.

LOS GOLES

1-0 (4') Jesé, de penalti cometido por Kiko Olivas sobre Morata.

2-0 (14') Jesé culmina una contra llevada por Fabinho.

3-0 (27') Morata supera a Alberto García tras el enésimo balón perdido en el medio campo por parte del Córdoba.

4-0 (91') Jugadón de Morata, yéndose de Armando y Alberto Aguilar y batiendo a Alberto García.

EL ARBITRO

Valdés Aller (C. Castellano-leonés)

Amonestó al local Mosquera (39') y a los cordobesistas Kiko Olivas (3'), Cristian (47'), Alberto Aguilar (58'), Pedro (62') y Caballero (89').