Los tensos clásicos Barça-Madrid han dejado muchas heridas abiertas en la selección. Pese a los constantes intentos de Casillas y Xavi por limar las asperezas, las heridas todavía no han cicatrizado, como se volvió a poner de manifiesto el viernes en el Molinón.

El tanto finlandés originó una bronca entre Arbeloa y Piqué. El gol nació de un descuido defensivo del lateral blanco, el madridista junto con Xabi Alonso que peor relación tiene con los azulgranas desde que, en la final de la Copa del Rey del 2011, le clavó los tacos a Villa cuando estaba en el suelo. Piqué, que intentó tapar el error del lateral madridista, le reprochó que no hubiera seguido su marca y que permitiera que Hamalainen sirviera a placer el tanto del exsevillista Pukki. Arbeloa no aceptó de buen grado la crítica y la discusión siguió con el partido en juego.

El central azulgrana intentó hasta en dos ocasiones hacerle ver su error, pero el lateral blanco no quiso asumir su culpa. Al final, Piqué le mandó callar antes de intentar rematar, sin éxito, un córner en una de las últimas ocasiones del conjunto de Del Bosque. Una situación que pueda llevar al técnico salmantino a cumplir la amenaza que ya hizo tras el carrusel de clásicos: "El que traslade mal ambiente a la selección puede no ir convocado".