Vicente del Bosque jugó al gato. Y al ratón. Sabía quién será el portero de España en ausencia del lesionado Casillas, capitán, alma e ídolo de España, y lo acabó confirmando. Víctor Valdés, que ya fue titular en el amistoso de Catar hace un mes contra Uruguay, se prepara para ser el guardián de La Roja. De forma provisional, y a los 31 años, el meta azulgrana goza, al fin, del reconocimiento internacional que tanto se le negó pese a su gran época en el Camp Nou que está a punto de acabar. Dueño de cinco Zamoras, el pasado lunes recogió en Madrid el último, Valdés no ha tenido ni la continuidad (solo ha disputado 11 partidos con La Roja) ni tampoco la confianza (debutó en junio del 2010 ya con 28 años) que merecía su incuestionable talento.

Había ganado dos Champions (2006 y 2009) y en ambos fue decisivo (Henry y Cristiano son víctimas suyas), pero nada de todo lo que construyó bajo los palos del Camp Nou le valía para ser internacional. Topó con el monumento Casillas y viejos prejuicios que hablaban de su incómodo carácter para estar callado en el banquillo. Poco antes del Mundial de Suráfrica, Del Bosque escuchó a Xavi y Puyol, entre otros, y se lo llevó para disfrutar de la obra cumbre del fútbol español sin queja alguna, trabando incluso amistad con Sergio Ramos. "Quizás la gente se sorprenda, pero es que coincidimos en muchas cosas similares en la vida", confesó el madridista sobre su relación con Valdés.

Justo ahora cuando se le han abierto las puertas de la selección, Valdés ha decidido cerrar las de su casa de toda la vida. Apenas iniciado el 2013, Ginés Carvajal, su agente, y José Manuel Valdés, su padre, comunicaron al Barça su "decisión irrevocable" de no renovar el contrato que expira el 30 de junio del 2014. O sea, el portero que debutó con Van Gaal en el Barça, se hizo grande con Rijkaard, descubrió luego el juego con Guardiola (era meta, defensa y hasta delantero con el primer pase para construir el ataque) y ahora era el pilar de Tito abandonaba el hogar. ¿Cuándo? En teoría, el 30 de junio del 2014. O sea, dentro de un año y medio. Pero si fuera posible este mismo verano, nadie pondría problemas. Si el Barça, claro, encuentra la compensación económica que crea justa. Si Valdés, claro, halla el club que colme en el campo y fuera sus deseos.

Quiere Víctor conocer nuevos mundos, nuevas culturas, otro fútbol. Y en eso anda ahora enfrascado ahora su agente. Inglaterra, Brasil, Rusia... Mientras tanto, él no ha abierto la boca. Ni una sola palabra se le ha escuchado. El silencio más absoluto desde que el Barça supo el pasado 18 de enero, de manera tan sorprendente, que se iría.

Después, se ha instaurado una aparente y ficticia normalidad. Pero ya nada es igual que antes. Ni para el portero ni para el club. Por mucho que el Barça tuviera rastreado el mercado de porteros, esa "irrevocable" postura le hace tomar la decisión con más presión.

Mientras la temporada, quizá la última de Valdés en el Camp Nou, entra en la recta decisiva, España se pone en sus manos. "Víctor tiene más posibilidades, pero lo tenemos que pensar", dijo ayer Del Bosque desde Gijón, sin querer dar muchas pistas. El futuro es De Gea. Y Valdés, el presente.