Hacía tiempo que la música no sonaba tan alto en el vestuario del Córdoba. Nada más acabar el encuentro ante el Almería, hubo una pequeña explosión de júbilo y eso se notó en los rostros de cada uno de los jugadores que salían por los pasillos. Se notó, por ejemplo, en el tremendo abrazo que recibió Xisco en la puerta del estadio por parte de unos amigos. "Y aún tengo que ponerme al cien por cien", les decía el delantero, que justo antes había asaltado con ironía a Garai mientras le hacían una entrevista en una radio. Se notó en las bromas del propio Garai ante los medios; en el guiño que Rafa Reyes le hizo a Rennella cuando este atendía a los periodistas; en la cantidad de futbolistas que desfilaron encantados por el Tercer Tiempo . Y se notó ayer, cuando Fuentes se metió en la sala de prensa y puso en un compromiso a Seoane, con una pregunta sobre el Celta que el lateral prefirió no contestar. O en la exclamación que soltó Armando después de un emotivo discurso de Alberto García sobre cordobesismo. Son pequeños detalles que hablan de la buena cara que se le ha quedado al Córdoba tras el 4--1 al Almería, una victoria que ha supuesto poner fin a una racha de cinco partidos sin ganar.

El guardameta, uno de los capitanes del vestuario, personalizó el sentimiento de todos sus compañeros y animó a la hinchada a que ahora más que nunca fuera de la mano del equipo. "Un partido lo jugamos todos porque esto es una cosa de todos. Nosotros somos los que jugamos, pero la afición es una parte muy importante y si gana el Córdoba, ganamos todos. Sumamos todos y la unión de esos elementos es lo que hará grande al cordobesismo", recordó.

Armando lo corroboró. "Era importante juntarnos con la afición para que ellos también cojan fuerzas de cara a este final de Liga".

Seoane destacó la celebración de los goles. "Siempre hubo unión, pero igual sí fue una forma de expresar a la gente que somos una piña en el equipo", indicó.