Llegó con 11 años. Al acabar el colegio, venía en taxi cada tarde de Terrassa, su ciudad. Nunca durmió en La Masía. Ese diminuto niño apareció en silencio, sin que repararan en su frágil figura. "He visto a muchos mejores que yo y ahora ya no están aquí...", suele decir cuando recuerda aquellas duras épocas de supervivencia en el Barça, en las que el talento no bastaba para seguir. Llegó Xavi Hernández Creus en ese taxi del que no se ha vuelto a bajar nunca.

Ayer, además, renovó hasta el 2016, por lo que tendrá 36 años cuando expire el nuevo contrato. Llegó en 1991 cuando el dream team de Cruyff iniciaba la ruta hacia Wembley sin saber, precisamente, que ahí se estaba construyendo su futuro. Ahí se quedó para siempre, ubicado justo en el centro del campo el hijo de un futbolista, Joaquín Hernández, que llegó a jugar en el Sabadell, y María Mercedes, la terca y culé madre que impidió su marcha al Milan en los negros años del gasparismo, cuando el Camp Nou era tierra quemada.

HIJOS DEL 'CRUYFFISMO' // Cuando entró en el club, todo lo que había aprendido "en la calle" se acabó de pulir. Y el balón como escudo para protegerse. "Es instinto de supervivencia. Soy bajito, no soy fuerte físicamente. ¡Pues algo tengo que hacer! Y lo que hago es buscarme la vida. O sea, tengo que mirar antes de recibir la pelota, pensar antes que los demás, dar la vuelta esa con el balón --eso también es supervivencia--, un control orientado para burlar al contrario", explicó retratando así a la pelopina , dar la vuelta sobre sí mismo.

Pelopina viene de Pelopo, uno de sus apodos. "Si no hubiera venido Cruyff, ni tú ni yo estaríamos aquí", le dijo Xavi a Iniesta, convencido de que sin el profeta no habrían tenido futuro, a pesar de que fue Van Gaal quien le abrió el Camp Nou (1998) y él quien luego le salvó curiosamente la cabeza. Pero llegó Guardiola, y en charla tranquila con Xavi (2001), ambos entonces como jugadores, dejó una profecía. "Es fundamental que el club no te deje escapar. En los próximos 10 años, venga el entrenador que venga, sea cual sea el modelo, tú serás un jugador clave. Tienes algo que no poseen los demás: ves el fútbol". Son 14 temporadas ya en el primer equipo, 659 partidos, 20 títulos, un Mundial, dos Eurocopas, millones de pases í¡quien sabe si cinco, seis, siete!í y el fútbol del Barça se mira con los ojos de Xavi.

A GANAR Por otra parte Sergio Busquets aseguró ayer que un "buen resultado" en el Santiago Bernabéu, en la ida de semifinales de Copa del Rey, sería "ganar y no empatar", dado que los blaugranas siempre salen a por el triunfo, si bien matizó que pase lo que pase la eliminatoria "no quedará sentenciada".

"Para nosotros un buen resultado en Madrid es ganar, no empatar. Pero la eliminatoria no quedará sentenciada en el Bernabéu y ni mucho menos vamos a hundir al Madrid. Vamos a tener en mente que es una eliminatoria de ida y vuelta", manifestó en rueda de prensa. En este sentido, comentó que "nunca se sabe" si es buen momento o no para afrontar un clásico. "Es un partido de ida y vuelta, y la vuelta se jugará dentro de mucho tiempo. No creo que tengamos el privilegio de hundir al Madrid ni al revés. Será un partido muy igualado, da igual las bajas de cada equipo, tenemos que enfocarlo a nuestra manera", comentó.

"Vamos a ir a sacar un buen resultado. Van a ser partidos diferentes, estamos en momentos distintos físicamente a la Supercopa, que te pilla en pretemporada", comentó en referencia al momento anímico del Madrid y a la Supercopa del pasado verano. Busquets aseguró que el pasado no cuenta.