Sonriente, orgulloso y feliz. Novak Djokovic se mostraba exultante bajo los focos de la central Rod Laver Arena cuando el excampeón André Agassi le ofreció la copa de campeón del Abierto de Australia. Acababa de ganar su cuarto título --tercero consecutivo en Melbourne-- al imponerse en la final al escocés Andy Murray por 6-7 (2-7), 7-6 (7-3), 6-3 y 6-2.

"Menuda alegría estar de nuevo aquí. Adoro esta pista y este Grand Slam", dijo Djokovic, que se ha convertido en el señor de Australia. En la era Open (desde 1968), ningún otro tenista ha ganado tres títulos consecutivos (2010, 2011 y 2012, además del primero en el 2008) y, en toda la historia del torneo, solo han conseguido algo parecido los australianos Jack Cawford (1931-33) y Roy Emerson (1963-67), aunque en esos años se jugaba en hierba y no todos los mejores iban a jugar el torneo.

El comienzo de partido fue espectacular. Djokovic y Murray se retaron en la Rod Laver Arena como dos boxeadores en un ring, lanzando y devolviendo golpes espectaculares. La bola amarilla volaba de un lado al otro con una velocidad y fuerza que levantaba los ¡oh! de admiración de los aficionados que ocupaban las 14.553 localidades de la central. Djokovic y Murray apuntaban a las líneas y durante 68 minutos buscaban romper el servicio de su rival para tomar la delantera en la final.

Djokovic tuvo cuatro ocasiones de conseguirlo (tres break points en el sexto juego y uno más en el octavo). El tenista serbio llegó a ganar un punto lanzándose en plancha y se hirió el codo y la rodilla. Lo intentó todo, pero no pudo evitar que Murray se apuntara esa primera manga en un tie break espectacular en el que solo cedió dos puntos. En la siguiente manga fue Djokovic quien le devolvió la moneda para igualar el partido ganando el tie break, después de que el escocés dejase escapar un 0-40 en el segundo juego para colocarse con un 2-0 a su favor.

Djokovic levantó su puño al aire, lo peor para el campeón había pasado. En el siguiente set, el serbio rompió en el octavo juego y enfiló el camino a su cuarto título en Melbourne sin demasiados problemas. Murray perdió la confianza, dejó de creer en sus opciones y se fue hundiendo físicamente, por el esfuerzo de los cinco sets jugados en semifinales contra Federer y unas molestas ampollas de las que tuvo que ser atendido en la pista.

MOMENTO DECISIVO "Sabía que el partido iba a ser tremendamente físico. Que debía aguantar. Lo vi todo más claro tras salvar el 0-40 en el segundo juego del segundo set. Eso me dio confianza", valoró Djokovic como clave de su victoria ante Andy Murray.

Un triunfo que el número 1 mundial destacó que le dará "confianza para los objetivos que tiene esta temporada. El principal, según dijo, "ganar Roland Garros". El parisino es el único Grand Slam que le falta todavía al serbio, que ha ganado seis hasta el momento. "El año pasado llegué a la final de París ante Rafa, ahora quiero ir a ganarla", dijo lanzando el guante a Nadal, ausente en Melbourne por lesión y que volverá a las pistas, tras ocho meses, en el torneo de Viña del Mar. Este torneo chileno comenzará el 6 de febrero próximo. Será el momento de ver el estado de forma del rey de la tierra batida.