Después de prolongar, por quinto año consecutivo, la tradición de que el anfitrión siempre llega a las semifinales de un Mundial, España buscará esta tarde meterse en la gran final. Los hispanos esperan que el aliento del Sant Jordi les eche una mano para doblegar a Eslovenia, un cuadro balcánico que se cuela por primera vez en la lucha por las medallas mundialistas. España confía en que la montaña olímpica empuje con la misma fuerza que lo hizo en la primera fase la Caja Mágica de Madrid y, en octavos y cuartos, el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. Valero Rivera asume que, siendo la anfitriona y ante un rival inédito en la penúltima ronda, son claramente favoritos.

"Siempre que se juega en casa hay presión añadida, pero todos la queremos porque es jugar con uno más. Hemos luchado por organizar el Mundial, estar con nuestra gente y luchar por el campeonato, pero con respeto a todos los rivales, particularmente Eslovenia, que lo merece por cómo está jugando", comentó el seleccionador.

Los eslovenos llegan al choque invictos y descargados de presión. Ganen o pierdan, nunca se desconectan. Hoy esperan que la ilusión que rebosan compense su falta de oficio en esta ronda. "Es obvio para todos que es la primera vez que llegamos tan lejos y estamos muy satisfechos, pero intentaremos prepararnos lo mejor posible ante un rival tan fuerte como España".