Si ayer había un hombre feliz en el Córdoba, ese era Carlos Caballero, que estrenaba renovación. No habían sido fáciles las últimas semanas para el madrileño, en las que incluso llegó a perder la titularidad en el equipo. "Estas semanas he estado un poquito más agobiado por la situación y por todo lo que escuchaba de fuera. La familia tira para un lado o para otro, pero sí que estaba agobiadillo, por lo que prefería que cuanto antes se arreglara la situación". Caballero quiso agradecer a Berges que se posicionara a favor de la renovación. También se acordó de todos los que han hecho posible que juegue en el Córdoba, desde el presidente hasta Luna Eslava.

A partir de ahora espera que todo cambie. "Ya tengo el puntito de tranquilidad que te da llegar a un acuerdo". El centrocampista será blanquiverde hasta el 2018. "Da estabilidad, y tanto mi novia como yo estaremos cerca de Madrid", se contentaba. Incluso llegó a tener ofertas de la propia capital, en concreto del Rayo Vallecano. Pero se decantó por continuar. "La estabilidad que me dan aquí y la ambición del club es de valorar. No hay un reto más bonito que jugar con el Córdoba en Primera 40 años después. Sería precioso".