La selección española de balonmano afrontará este miércoles (19.00 horas/Teledeporte) el penúltimo paso para lograr el primer objetivo en el Mundial de España, el pelear por las medallas, y lo harán ante una peligrosa Alemania, un equipo muy renovado, pero que en la cita ya ha dado muestras de poder con cualquiera.

Las puertas del Palau Sant Jordi de Barcelona, sede de las semifinales y la final, están al alcance de los de Valero Rivera, y sólo el combinado germano, uno de los 'grandes' del balonmano continental, pero que lleva mucho tiempo sin pelear por grandes cosas, se cruza en este camino con un equipo, quizás, con menos nombres conocidos que antaño.

El partido mide a los dos países con las dos mejores ligas del mundo, la Asobal y la Bundesliga, esta última donde el producto internacional ha mermado un poco al nacional, aunque el seleccionador germano, Martin Heuberger, relevo del sempiterno Heiner Brand, ha logrado compensarlo convirtiendo a los suyos a un verdadero bloque donde todos trabajan en beneficio del equipo.

España no sólo no debe olvidar que se mide a una de las selecciones con más historia del 'Viejo Continente', sino que el carácter competitivo de ésta la puede convertir aún en más peligrosa en un cruce donde la presión es mucho mayor para la anfitriona, que debe convertir el ambiente del Príncipe Felipe en un 'arma' más, como sucedió ante Serbia.

Además, Alemania no empezó bien el torneo, perdiendo ante Túnez (25-23), pero cuando nadie lo esperaba fue capaz de 'tumbar' a Francia (30-32) en lo que fue su mejor partido del torneo y llevarse la primera plaza del Grupo A. Su cruce ante Macedonia lo solventó con bastante suficiencia y gozó de un día más de descanso que los españoles, aunque Valero Rivera ha descartado que eso pueda influir.

El técnico español también ha recalcado que los dos combinados son muy similares, apostando por el colectivo por encima de las individualidades y por la defensa, seña de identidad histórica de su rival, que siempre ha convertido su rocoso y físico 6-0, liderado por el duro Oliver Roggisch, en una obstáculo desde donde construye sus éxitos y su veloz 'contra', que ya demostró ser letal ante los macedonios. El acrobático Silvio Heinevetter está a gran nivel y España no le puede permitir crecerse.

Mantener la actitud defensiva

Por ello, el actual bronce mundialista deberá optar por la paciencia. Alemania no dará tantas facilidades como Serbia, que no estuvo a su mejor nivel atrás, lo que aprovechó, entre otros, un sensacional Dani Sarmiento. La primera línea, en cambio, no acabó de tener continuidad y sigue con problemas desde la larga distancia, pero el equipo sigue con un espíritu defensivo encomiable que ayer lunes le permitió correr y desarbolar a la actual subcampeona continental.

El 6-0 defensivo ofreció en los octavos de final su mejor versión de todo el campeonato, con mucha intensidad y demostrando que atrás el equipo va en ascenso, sobreponiéndose además a la expulsión de su líder defensivo, Viran Morros. El trabajo del lateral azulgrana, junto con el de Gedeón Guardiola, Jorge Maqueda, Alberto Entrerríos y Joan Cañellas, debe incomodar todo lo posible el ataque germano para incomodar a sus lanzadores.

La última vez que ambas selecciones se vieron las caras en un gran torneo fue en el pasado Campeonato del Mundo de Suecia, en 2011, donde el equipo de Valero Rivera tuvo muchos problemas para imponerse por un ajustado 26-24, gracias a un gran recta final. Meses después se cruzaron en la SuperCup, también con victoria del actual bronce mundialista, con más facilidad (23-27).

En el recuerdo, en cambio, está el cruce también en cuartos del Mundial de 2007, con papeles intercambiados a los de mañana. Alemania, como anfitriona, se impuso, con cierta polémica arbitral, a España por 25-27 ante 19.000 espectadores, y posteriormente se convirtió en campeona del mundo, pero desde entonces perdió el paso. Tres años, dos prórrogas y una tanda de penaltis en la misma ronda en Atenas 2004 apearon a los españoles de la lucha por las medallas olímpicas.