Cuando Carlos Caballero llegó a su casa, poco antes de las nueve de la noche, ya se había dejado un gran peso por el camino. Llevaba unas semanas intranquilo, debatiendo su futuro, charlando y consultando a familiares sobre qué hacer con su porvenir. Anoche cenó junto a su novia con el horizonte tremendamente despejado. Jugará en el Córdoba las próximas cinco temporadas, según el acuerdo que alcanzó ayer con la entidad blanquiverde. Tan solo queda por firmar el contrato.

El futbolista manejaba otras opciones, como la del Rayo Vallecano, club de su ciudad y de su propio barrio, pero finalmente se ha decantado por el proyecto blanquiverde. "El presidente se ha encabezonado con subir y eso tira", decía nada más salir de la reunión en la que se acordó su renovación hasta el año 2018.

El jugador madrileño llegó al Córdoba hace una temporada y media procedente del Cádiz, de Segunda B, y hasta hace dos semanas se había convertido en indiscutible en las alineaciones de Berges, con 20 partidos jugados, 13 de ellos como titular. De ahí que el técnico haya insistido mucho en que la operación fructificase. El club calificó su renovación como "prioritaria". "Supone un paso más en el proyecto deportivo para el futuro del Córdoba", se leía en el comunicado que colgó la entidad en su web.

Con este acuerdo, el club resuelve uno de sus principales problemas, pues ata a uno de sus futbolistas de mayor calidad. Ahora las conversaciones se centrarán en llegar a sendos acuerdos con los otros dos jugadores de la plantilla cuyo contrato finaliza el 30 de junio, López Silva y Fuentes. En El Arcángel aseguran que se puede alcanzar un final en cualquier momento.

Con esta operación, el Córdoba se asegura para varios años su pareja más empleada en el centro del campo, después de que Garai renovara este verano.