Fue entrenador del Barça de balonmano, da conferencias de sistemas de preparación y sus dos hijas, Anni y Clara, son jugadoras de waterpolo. Sabe de qué habla cuando asegura que no está demostrado que con malas maneras se consigan mejores resultados que con métodos correctos. Al contrario. "Si a una chica deportista le dices guapa seguro que rinde más que si la llamas gorda", afirma Xesco Espar, para quien el alto rendimiento comporta siempre entrenamientos duros. "Pero hay una línea que no se puede cruzar: no se puede faltar al respeto a las personas". Espar no recuerda que haya insultado jamás.