"Ahora es un poco precipitado hablar de ascenso. Ni siquiera los equipos están adaptados y hay que esperar a ver cómo transcurre todo para delimitar objetivos. Es osado hablar de ascenso. Cuando estábamos en Segunda B sí llevamos bien la presión de que el objetivo fuera subir, pero porque era real. Ahora no tienen ese poder económico para poder decir que hay que subir sí o sí. Ahora todos pueden subir, pero es un poco precipitado y me coge de improviso que ya estén así. Hay que dejarlos tranquilos. La presión es buena porque hace que no te acomodes, pero puede resultar negativa si no sabes encauzarla bien. Aquí, en Sabadell, por ejemplo, nadie habla de ascenso, la gente no te dice nada por la calle. Saben que es muy complicado".