María Pardo era una gimnasta rítmica de Torrelavega (Cantabria) que dejó el equipo español dos meses antes de que ganara el oro en los Juegos de Atlanta-96. No pudo soportar las exigencias de la seleccionadora búlgara Emilia Boneva, que sometía el equipo, internado en un chalet de La Moraleja, a una disciplina militar. Los controles diarios de peso, el hambre y la falta de ayuda personal hicieron que Pardo (entonces novia del gimnasta Jesús Carballo) se rindiera. "Hasta el perro de Boneva, que estaba amaestrado para ello, pasaba por las habitaciones buscando comida escondida", explicó en su día Pardo.