Esta vez sí lo celebró. Y por todo lo alto, lo mismo que José Mourinho, que invadió el campo y se cargó el traje deslizándose por la hierba como si hubiese sido él mismo el autor del gol del triunfo. De una victoria que el Madrid necesitaba como el aire para respirar. Fue Cristiano Ronaldo quien metió el tercero y se volvió loco, lo mismo que todos sus compañeros, que las habían pasado de todos los colores por ver cómo el City les mojaba también la oreja y les empujaba hacia un abismo del que no se adivinada el fondo. "Yo celebro cuando tengo que celebrar", dijo nada más acabar el encuentro la estrella portuguesa, que se fue por las ramas cuando el periodista de TVE insistió en preguntarle por qué está mustio. Ayer, más que tristeza lo que Cristiano y sus socios destilaron fue congoja. Mourinho más que nadie, hasta el punto de que ya se devanaba la sesera para ver a quién culpaba en esta ocasión y cómo explicaba lo sucedido. Hasta que Benzema empató y Cristiano dio la puntilla al City y se ganó a pulso el reconocimiento del respetable, que en ningún momento puso en duda su valor y su compromiso. No puede decir lo mismo Mourinho, cuyo nombre fue recibido con numerosos pitos cuando el locutor leyó la alineación blanca por megafonía. Los aficionados no acababan de creerse que en su santuario se atreviese a blindar al equipo con un trivote escandaloso, además de señalar con la suplencia a Ramos, quien al parecer ha tenido una nueva agarrada con él. Luego, el rival, con un entrenador más cagueta aún, colaboró en que el choque tomara un rumbo favorable al Madrid.

La gente, sin embargo, no se olvidó de las decisiones tan controvertidas del técnico portugués. Ni de las de ayer ni de otras pasadas, como la de rechazar la llegada de Silva hace apenas tres meses. Así hay que interpretar en buena medida la estruendosa ovación recibida por el canario cuando fue sustituido por Dzeko. Benzema y Cristiano libraron de una buena a Mou. "Ha sido todo lo contrario que el sábado. El equipo ha estado sólido, compacto y comprometido ante un rival de una cultura más física y preparado para este tipo de juego. Y hemos ganado", afirmó, satisfecho con el compromiso y la alegría mostrada luego "por todos sin excepción, por haber recuperado este ADN que el equipo tenía el año pasado".