El fútbol es muchas veces algo más que un bello deporte. Hay partidos que inician guerras (Salvador-Honduras en 1969) y partidos que sellan la paz (Armenia-Turquía en 2008). Y también hay partidos que sirven para desquitarse de humillaciones políticas. "En un lado del campo tienes a Bill Gates y en otro a un sin techo. No es solo el más fuerte contra el más débil, es también el señor contra el esclavo. Eso es el Alemania-Grecia", escribía esta semana el periodista y exfutbolista Michael Andricopoulos.

Para los foráneos puede resultar exagerado pero para muchos griegos el duelo de mañana adquiere los tintes épicos de aquel encuentro de la película Evasión o victoria, en la que el equipo aliado liderado por Sylvester Stallone y Pelé se enfrenta a un conjunto nazi bajo la atenta mirada de un alto oficial alemán. Más cuando desde el palco de Gdansk vigilará los movimientos de sus hombres la canciller germana Angela Merkel, a la que, con o sin razón, Grecia culpa de sus desgracias.

A pesar de que los jugadores griegos han repetido que ellos no van a Gdansk a "hablar de política" sino "para jugar al fútbol", lo cierto es que el componente político es innegable después de dos años en los que los sucesivos gobiernos griegos han sido obligados a aplicar las duras recetas de austeridad cocinadas entre Berlín y Bruselas.

Además, el partido ha venido precedido de un ambiente caldeado por los medios. "Así se clasifican tus deudores, ¡Angela prepárate!", titulaba esta semana el diario deportivo heleno Sport Day, a lo que respondía el sensacionalista Bild de Alemania: "Pobres griegos, la próxima bancarrota les va a salir gratis". Los griegos subieron la temperatura aún más y el rotativo Goal News pidió "¡Traednos a Merkel!" con una portada ocupada por una figura de la canciller quemada en las fiestas de Halloween, igual que se han quemado banderas alemanas durante las protestas por las medidas de austeridad en Grecia.

"Esto es un David contra Goliath!", dice Jristos, un griego al que no le gusta mucho el fútbol pero que seguirá con atención el duelo: "David no era una persona libre de culpas, pero enfrente tenía a un monstruo muy poderoso. Si derribamos a Goliath será una gran victoria".

Otros se lo toman con humor. En las últimas semanas por Atenas ha circulado el siguiente chiste: "Si Grecia ganó la Eurocopa de 2004 y entró en crisis; España la del 2008 y entró en crisis... ¡Que esta vez gane Alemania y entre de una vez en crisis!".