A las doce de la mañana comenzaba la fiesta del fútbol en Lucena. En el recinto ferial se concentraban más de 200 coches con artículos de mercadotecnia del Lucena dispuestos a realizar la caravana del ascenso por las principales vías de la ciudad. Posteriormente se daba a conocer a todo el público la mascota del club, Lucentinín, que hacía las delicias de los pequeños --y no tan pequeños--.

La caravana acababa en la explanada del recinto deportivo de los lucentinistas, donde una carpa gigante albergaba no solo a la afición local, sino también a los más de 110 seguidores del Huracán que se desplazaron desde la capital del Turia en busca del triunfo de los suyos.

La jornada de convivencia entre ambas aficiones fue sobresaliente, sin ningún tipo de roces y realizando cánticos de complicidad para crear buen rollo.

Al llegar los dos equipos a las 17.00 horas en sus respectivos autobuses, ambas aficiones sacaron todo su arsenal para motivar a los pupilos de Rafael Carrillo y Nico Estévez cuando se dirigían a sus respectivos vestuarios.

Una hora antes del choque se abrieron las puertas del Ciudad de Lucena y, aunque no se llenó, fue una entrada memorable.

En el palco de autoridades se respiraba un partido típico de play-off de ascenso, con muchas caras nuevas que, lógicamente, venían a respaldar el proyecto deportivo que hace dos años inició la actual junta gestora que preside Diego del Pino.

Sobre el graderío del recinto de Los Polvillares, que estrenó su iluminación eléctrica, se pudo ver en primera línea al alcalde de Lucena, Juan Pérez; al vicepresidente tercero de la Diputación, el lucentino Manuel Gutiérrez; el diputado provincial de Deportes, Agustín Palomares; el vicepresidente de la Federación Andaluza de Fútbol, el pozoalbense Pablo Lozano; el delegado de la Federación de Fútbol en Córdoba, el sempiterno José Santiago Murillo, amén de buena parte de la Corporación Municipal lucentina.

También se dejó ver después de cinco años el máximo goleador de la historia del Lucena, el granadino Izco, artífice del último ascenso a Segunda B en junio del 2007.

A lo largo de los 120 minutos que duró el encuentro, más la tanda de penaltis, la tensión se mascaba no solo en el terreno de juego, sino también en las gradas, donde el animador jaleaba constantemente a la parroquia local para llevar en volandas a sus discípulos.

Desde el banquillo, el eterno capitán del conjunto celeste, Juani, hoy segundo entrenador, se convertía en otro animador, abriendo las manos de par en par para jalear también a los seguidores, que no cesaron de animar.

En la tanda de penaltis, los nervios aumentaron de forma ingente, toda vez que el Lucena había hecho méritos suficientes para haber doblegado al Huracán en el tiempo reglamentario, pero ahora se la jugaba en una auténtica lotería que ganó el Lucena gracias al último acierto de Germán.

Hoy, en Las Rozas, el nombre del Lucena volverá a sonar en todo el firmamento futbolístico español, entrando en un sorteo, cuyos rivales posibles pueden ser el Atlético Baleares, Tenerife o Ponferradina a tenor del sorteo dirigido que se prevé, ya que hay más rivales que no le pueden tocar a los celestes.