--Dígame, ¿cómo un chico de Girona, de 39 años, que estudió ingeniería, llega a ser el ingeniero de pista del ganador de un GP?

--Cuando estudiaba ya sabía que quería llegar a la F-1. No sabía cómo hacerlo, no conocía a nadie, pero sabía lo que quería. Hice el proyecto de carrera sobre motores de dos tiempos y a través de un amigo contacté con Genís Marcó. Me dejaban motores y yo experimentaba. Cuando me llevaron a la pista para ver cómo funcionaba la competición, me enganché a la pista para siempre. Después hice carreras del Mundial con Antonio García y Fernando Alonso. Eran chicos de 14 años tan profesionales... Y yo decía: "¡Hostia, puta, vaya nivel!".

--Pues cuando llega a Jaguar, en la temporada 2001, y se encuentra a Eddie Irvine...

--Sufrí como nunca. El tío estaba loco y era un cabrón. Toda la vida luchando para estar en la F-1 y pensé: "Si esto es la F-1, no ha merecido la pena". Fue una decepción impresionante, no solo con el piloto, sino con todo el equipo. Era la primera vez que trabajaba con ingleses, todo política, una falsedad absoluta, y yo me decía: "Mecagun"... Y los que me hicieron el contrato se fueron y me dejaron totalmente tirado.

--¿Y entonces?

--Llego de rebote a Williams. Tremendo. Al día siguiente de hacerme las pruebas, a finales del 2002, me dicen: "Serás el segundo ingeniero de Juan Pablo Montoya. Y ponte las pilas porque tenemos mucha presión de BMW y hay que ganar el Mundial". "Joder --pensé--, vengo de la mierda de Jaguar y voy a trabajar en un coche para ganar el Mundial".

--Maldonado ganó en Barcelona con si llevase diez años en la F-1.

--No solo es rápido, sino que es muy fuerte mentalmente, muy consistente. Para mí, el mejor es Alonso y, luego, viene un grupo de cuatro o cinco.