ATHLETIC CLUB: Iraizoz; Iraola, Ekiza, Amorebieta, Aurtenetxe; Susaeta (Iñigo

Pérez, min.46), Javi Martínez, De Marcos (Herrera, min.46), Muniain; Ibai y

Fernando Llorente (Toquero, min.73).

FC BARCELONA: Pinto; Martín Montoya, Mascherano, Piqué, Adriano; Xavi

(Cesc, min.80), Busquets, Iniesta; Pedro (Thiago, min.86), Alexis (Keita,

min.71) y Messi.

GOLES: 0-1, minuto 2: Pedro.

0-2, minuto 20: Messi.

0-3, minuto 24: Pedro.

--ÁRBITRO: Fernández Borbalán (C.Andaluz). Amonestó a Susaeta (min.40),

Iraola (min.43), Iñigo Pérez (min.79), por el Athletic, y Xavi (min.66), Iniesta

(min.71) a por el FC Barcelona.

--ESTADIO: Vicente Calderón. Lleno.

El FC Barcelona conquistó de forma brillante su vigesimosexta Copa del Rey tras arrollar en una demostración de fútbol al Athletic Club por un contundente 0-3, en una final marcada por la exhibición azulgrana desde el pitido inicial, con sus tres goles en los primeros 24 minutos que hundieron a un rival incapaz de encontrar la respuesta al aluvión que se le vino encima.

La fiesta del fútbol español solo tuvo color azulgrana. En un desenlace un tanto inesperado, no hubo partido, pese a la atención previa que había suscitado el choque, entre dos equipos que habían ofrecido un juego muy vistoso, algo en lo que había sorprendido el conjunto vasco, al que Bielsa había dotado de un estilo con el podía intentar tutear a los de Pep Guardiola.

Pero el Barça cerró la puerta de la fiesta al Athletic, que no tuvo tiempo ni de respirar, y cuando lo quiso hacer, Pedro, en dos ocasiones, y Leo Messi, habían puesto una ventaja en el marcador ya inalcanzable para los leones, nuevamente superados por la entidad de la cita, como le sucediese en Bucarest en la Europa League y que repitieron el revés de 1977, cuando perdieron los mismos títulos, y su sequía, que data de 1984, se alargará un año más.

El descanso de semana y media sentó de maravilla a los culés, que, además del canario y el argentino, tuvieron a un gran Iniesta y recuperaron el mando y el temple de Xavi. Así, el campeón despidió de la mejor forma posible a Pep Guardiola, el creador de esta voracidad incansable por ganar, que empezó hace tres años en Mestalla y que se cerró en el Vicente Calderón con idéntico título, el decimocuarto en su haber y que sirvió para cerrar brillantemente la temporada.

En cambio, el Athletic pareció no haberse marchado del césped del estadio Nacional de Bucarest. Hace más de dos semanas, salió dormido y Falcao lo aprovechó para darle final y media al Atlético, con dos goles en la primera mitad, uno a los seis minutos de juego. En esta ocasión, el Barcelona le asfixió desde el inicio y a los dos minutos ya dominaba el partido en el marcador y en el juego. Messi había avisado con un peligroso disparo, y a la segunda, un balón suelto tras un córner, no lo desaprovechó Pedro, elegido por Guardiola en detrimento de Cesc, otra vez en el banco, y deseoso de agarrar algún billete para Polonia y Ucrania.

El balón, obsesión de ambos equipos, fue azulgrana desde el pitido inicial. Bielsa, sabedor de eso, adelantó a Javi Martínez al medio para intentar frenar la mejor virtud culé. Sin embargo, el frenético ritmo de los de Pep Guardiola, con Pedro y Messi eléctricos, desarboló al joven conjunto vasco, que ahora tenía un nuevo examen para comprobar su madurez, examen que no aprobó.

La Pulga , al que Iraizoz ya había sacado una mano increíble, se encargó, tras un gran pase de Iniesta, de hacer el 2-0, pero lo peor sería cuatro minutos después cuando Pedro, con un disparo desde fuera del área, hundía su rival, cabizbajo y rendido ya. El Athletic lo intentó, se podría incluso agarrar a un posible penalti de Piqué sobre Llorente, previo al 3-0, pero apenas inquietó a Pinto, que respondió cuando se le requirió.

El equipo catalán, con el marcador encarrilado, bajó un tanto el ritmo, y aunque Messi, siempre acertado en el Calderón, perdonó el cuarto, le dio tregua hasta el descanso.

En la reanudación, Bielsa buscó una reacción con la entrada de Ander Herrera, cuya ausencia del once había sido un tanto sorprendente, y a Iñigo Pérez, en lugar de Susaeta y De Marcos. El conjunto vasco intentó trabar un tanto más el partido para impedir la fluida circulación de balón, e incluso pudo tomar aire. Pero los minutos pasaban, y el Athletic no hallaba el gol que le pudiese meter en la final y darle un halo de esperanza. Su afición incansable, no se rendía, pero el Barça no cedió.