El campo maldito puede ser esta noche más maldito que nunca. Por tercera vez en 20 años, el césped de El Arcángel puede volver a regarse de lágrimas cartageneras. Todo empezó en 1991, cuando el Cartagena ya celebraba sobre el propio terreno de juego cordobesista su ascenso a la categoría de plata, después de vencer 0--3; un gol del Racing en Getafe en el descuento frustró el ascenso.

En 1999 las botellas de champán ya estaban preparadas en el vestuario cartagenero, pues le valía un punto en su doble enfrentamiento con el Córdoba. Perdió los dos.

Hoy El Arcángel puede ser de nuevo su tumba si el Girona le gana al Villarreal B. Entonces, el Cartagena habrá consumado su descenso a Segunda B. Un equipo que hace una temporada peleaba por subir a Primera, con un presupuesto de 7,5 millones de euros y con jugadores como Collantes, Lafuente o Mariano.

En Cartagena, que vieron esperanza con el descenso del Villarreal y sus dos victorias seguidas (Numancia y Las Palmas), ya asumen la pérdida de categoría tras los dos últimos varapalos: empate en casa ante el Xerez (0--0) y humillante derrota ante un Huesca que no se jugaba nada (1--0). "Cuando termina el partido todos sabemos en qué hemos fallado. Así es más fácil. Cuando echo la Lotería de Navidad, me pasa lo mismo. Compro el 13 y nunca sale", comentó su técnico, Carlos Ríos, que no se esconde. "Asumo mi responsabilidad porque en esta vida siempre pasa lo mismo: la culpa es de los demás. Nadie asume la suya. No quiero estar en ese grupo. No voy a vender nunca a ningún jugador. Siempre diré que los míos son los mejores, aunque no lo sean".