La oportunidad para ganar el Giro no puede ser mejor. Es la ocasión de su vida porque a Joaquim Purito Rodríguez, quizá, nunca más se le presentará una situación tan clara para ganar una carrera de la trascendencia e importancia de la ronda italiana. Ayer recuperó la maglia rosa con un golpe de mando y demostró que, hoy por hoy, ningún contrincante le puede hacer sombra.

Queda una semana de competición --hoy, segunda y última jornada de reposo-- con el menú de montaña más apetitoso, duro y cruel, en el caso de que flaqueen las fuerzas; los Dolomitas, el Mortirolo y el Stelvio. Pero, Purito se ha ganado el derecho a ser creído por sus declaraciones. Lo que dice, lo cumple, en lo bueno y en lo malo. Anunció cuándo se vestiría de rosa (basílica de San Francisco de Asís). Predijo la posibilidad de perder la prenda (el viernes, en la víspera de la llegada a Cervinia). Y, desposeído de la maglia más preciada, se atrevió a afirmar que al día siguiente, o sea ayer en Pian dei Resinelli, volvería a colocarse en lo alto de la clasificación general. Por todo ello, más vale que sus rivales empiecen a considerar que su candidatura es la más firme y consistente para ganar el próximo domingo la prueba en Milán: "Ahora ya espero cumplir mi sueño. Llega la semana decisiva con montañas que me van mejor a mí que a los rivales en la general". Contrincantes que, por otra parte, y gracias a su ofensiva de ayer, ya empiezan a estar mínimamente distanciados con la habitual norma de estos últimos años, que dicta diferencias de poco tiempo para decidir la victoria definitiva.

BASSO, A UN MINUTO Ivan Basso, bicampeón del Giro y principal candidato a la victoria, ya se encuentra por ejemplo a 1.22 minutos en la general. El Liquigas, el conjunto de Basso, es el más fuerte de la prueba, pero hasta ahora su jefe de filas no se ha movido, quizá consciente de que solo necesita de un demarraje en el Mortirolo, como hizo en el 2010. "El sábado sufrí mucho, declaró Purito en Italia, pero en la ascensión final mis sensaciones fueron muy buenas y por eso ataqué".

La ofensiva del catalán se hizo esperar ayer. Hasta los tres últimos kilómetros todos ascendían al compás del Liquigas. Entre los favoritos, solo se había movido Damiano Cunego. Cuando parecía que la jornada solo tendría el colorido de los gregarios que iban fugados, entre ellos un sensacional Albert Losada (el barcelonés que ayuda a Purito en el Katusha y que finalizó en tercera posición), Michele Scarponi pasó al ataque. Purito le respondió, Ryder Hesjedal, fiel a su norma de estar un día bien y otro no tanto, se vino abajo. El catalán se quedó solo y hasta se fue a por la etapa. Superó a Losada y se unió al fugado de la jornada, Matteo Rabottini. ¿Lo dejó vencer porque ya no había el premio de las bonificaciones? Quizá ni fue necesario, porque el italiano reaccionó en los últimos metros y lo superó. Pero se ganó un amigo, la fidelidad de un equipo rival y el respeto de la prensa italiana, medidas imprescindibles cuando se pretende ganar el Giro.

Está claro que este veterano ciclista italiano se encuentra cerca de lograr el éxito más importante de su dilatada carrera. A estas alturas de la competición ya parece él mismo su máximo rival, pues se está mostrando superior a todos sus adversarios. La ayuda de su equipo también será clave en la resolución final de la segunda prueba por etapas más importante del calendario internacional ciclista.

Muchos aficionados españoles llevan días pendientes de las evoluciones de este escalador que siempre ha sufrido mucho en las etapas contra el reloj. En Italia ha conseguido hasta el momento para plantarle cara a los mejores ciclistas italianos de la actualidad. Ahora solo necesita un poco de suerte para quedarse el próximo domingo en Milán con la maglia rosa definitiva.