Si algo había claro hoy en la subida a Asís, donde finalizaba la décima etapa del Giro, era que Joaquim Purito Rodríguez prácticamente no tendría rival a la hora de disputar la victoria de etapa, triunfo, además, que por aquello de las bonificaciones, lo reconfortaría con la precida maglia rosa, prenda que identifica al primer clasificado en la general de la ronda italiana.

Purito aprovechó su extraordinario don explosivo, el mejor en subidas cortas, como la de hoy, un kilómetro al 8,5% de promedio. Solo el belga Philippe Gilbert y el murciano Alejandro Valverde pueden convertirse en rivales en este tipo de llegadas. Era, por lo tanto, una etapa a la medida, como anillo al dedo, para que el corredor de Parets del Vallès se pudiera exhibir y diera un golpe al Giro para conquistar la maglia rosa. Desde 1961, cuando lo hizo Miquel Poblet, con la salvedad de Pepe Pérez Francés, nacido en Cantabria pero criado ciclísticamente en Catalunya, que también portó la prenda en 1967. Entre medio, solo otro catalán de adopción, Pere Muñoz, gran escalador de los 80, convivió en 1986 con el jersey verde, que ganó, el que identifica al triunfador de la clasificación de la montaña en la carrera rosa.

El líder del Katusha, el corredor que quiere pelear por la victoria del Giro, el ciclista que sabe que los Dolomitas son cumbres complicadas pero que pueden ser superadas con inteligencia y buenas piernas, gozará hasta el sábado, salvo sorpresa, de tan preciada prenda. El próximo fin de semana llega un nuevo menú de montañas al Giro, en el que Purito debe ser protagonista de la carrera.