gusta al asturiano cuando llueve, "fuera del hule" como suele referirse a evitar la capa deslizante que forma la goma en el asfalto.

El asturiano, que arrancaba octavo, se vio quinto tras los dos McLaren y Red Bull. Eso sí, con una sombra tras de sí, la del Sauber del Checo. Entonces, la lluvia comenzó a arreciar. El mexicano fue el primero en cambiar a neumáticos de agua extrema, lo que le sirvió para colocarse tercero tras los dos McLaren. Alonso lo hizo un giro después y su rédito fue adelantar Vettel. Era el momento de los funambulistas, de correr sin salirse, de evitar el aquaplannig.El infierno duró dos vueltas hasta que Charly Waiting, el jefe, decidió neutralizar la carrera. Todos a una nueva parrilla liderada por Hamilton, Button, Pérez, Webber, Alonso, Vettel y Rosberg.

Y en la reanudación, más de lo mismo, más lecciones al volante y en el box. Alonso adelantó a Webber, mientras que Button fue el siguiente en caer, al chocar con el HRT de Narain Karthikeyan.

Alonso cambió a neumáticos intermedios en el momento justo y ganó la posición a Hamilton. Y tras el español, su sombra, el Checo. Así que exprimió su Ferrari hasta la extenuación.

TENSION AL FINAL La predicción meteorológica volvía a anunciar lluvia, así que desde los garajes, ordenaron a sus pilotos alargar al máximo el stint para saber si el último cambio de ruedas sería para gomas de seco o de lluvia. Y en ese terreno, Checo es distinto al resto, pues es especialista en correr con las mismas ruedas todo un GP. Cuando las gomas del Ferrari empezaron a pedir auxilio, el mexicano tenía cuerda para apretar. Llegó a neutralizar los ocho segundos, así que cuando llegó a uno solo de Alonso, el asturiano se olvidó de las predicciones y paró.

En su acoso final, el mexicano cometió un error, se fue largo en una curva y apunto estuvo de abandonar en la grava: pecado de juventud. Alonso constante, sin un solo error, ha regalado un triunfo y un liderato a Ferrari que nadie imaginaba.