Entre el sol y la sombra se quedó Paco Jémez dando vueltas dentro del círculo que formaban sus jugadores, sentados sobre el césped de El Arcángel mientras hacían los ejercicios de estiramiento. Acababa de finalizar el partidillo intersemanal. Tan intenso como siempre y con instrucciones muy claras. Nada cambia en el estilo de Jémez, por mucho que visite el campo del líder. El técnico insistió a sus jugadores en la presión en campo contrario. Para ello detuvo en varias ocasiones el encuentro y colocó uno a uno a los atacantes en posiciones estratégicas. Todo ello para dificultar la salida de balón del rival.

Eso sí, en la charla posterior, el entrenador insistió en que no debían volverse locos. "Lo importante es estar bien colocados y eso sabéis hacerlo perfectamente", arengó a sus jugadores. El técnico recalcó que no era necesario presionar durante los noventa minutos. "En el entrenamiento os lo exijo para que veáis que sois capaces de hacerlo". En los partidos es otra cosa. "Apretad cuando veáis que podéis robar el balón". Está visto que al Córdoba le da igual jugar en Riazor que hacerlo en la ciudad deportiva del Villarreal.

No parece intimidarle al cuerpo técnico la impresionante racha del Deportivo como local. Acumula diez victorias seguidas y solo ha perdido cinco puntos (tres ante el Hércules, 0--1, y dos ante el Gimnástic, 2--2). Solo los catalanes y el Girona han sido capaces de marcar dos goles.

El Córdoba, al menos, tendrá el consuelo de que la referencia en ataque deportivista, Riki, tiene muchas papeletas para no salir de inicio el domingo, ya que sigue con molestias y aunque ayer completó una parte de la sesión junto a sus compañeros, podría recaer y perderse un mes crucial de competición, ante los aspirantes. El que sí parece que jugará es Bergantiños.