La incertidumbre y el fatigoso peso de la duda han terminado. Pau Gasol no irá a Boston ni a Chicago ni a Houston y seguirá jugando para Los Ángeles Lakers, que ayer cerraron justo antes de que acabara el plazo para traspasos el fichaje desde los Cavaliers de Ramon Sessions y dejaron marchar a Derek Fisher pero mantuvieron al de Saint Boi.

Como muestra de las dudas que hasta el último momento rodearon su futuro, Gasol daba gracias y estrechaba el miércoles la mano a algunos reporteros que habitualmente siguen a los Lakers. Era una especie de despedida preventiva tras haber logrado una agónica victoria ante el peor equipo de la conferencia oeste, los Hornets de Nueva Orleans, que cayeron en la prórroga 107-101 en un partido donde Gasol marcó 18 puntos y capturó 10 rebotes.

Finalmente, Gasol ha salido del doloroso limbo que ha llevado con alabada profesionalidad. Y su equipo ahora enfrenta nueva etapa. Uno de sus veteranos, Fisher (13 temporadas en Los Ángeles) fue traspasado a los Rockets a cambio de Jordan Hill. Y Sessions, con una medida de 10.5 puntos y 5.2 asistencias, llegará a Los Ángeles como parte de un acuerdo de traspasos múltiples que también da a Cleveland la primera elección en la ronda del draft.

Otro de los movimientos más esperados en la NBA tampoco acabó produciéndose. Dwight Howard anunció ayer que seguirá por lo menos un año más intentando conseguir el anillo con los Magic.

Mientras, en Nueva York, los Knicks dieron una paliza el miércoles a los Portland Trail Blazers (121-79). No hubo en el vestuario, sin embargo, mucho espíritu de celebración y muchos jugadores, incluyendo Jeremy Lin, mostraron su tristeza por la dimisión el mismo miércoles de Mike D'Antoni, el entrenador que no ha podido superar su choque con Carmelo Anthony.