5 - Numancia: Zabal; Unai, Culebras, Cabrera, Nano; Nagore, Julio Álvarez; Del

Pino (Victor Andrés, min. 72), Bedoya, Lago Junior (Sunny, min. 57); Juanjo (De

Cerio, min. 78).

0 - Córdoba: Alberto; Fernández, Gaspar, Tena (Airam,

min. 58), Fuentes; López Garai, Caballero; Dubarbier (Vico, min. 70), J. Hervás,

Borja; Patiño (Pepe Díaz, min. 65)

Goles: Min. 44 (1-0): Juanjo. Min.55

(-0): Bedoya. Min. 62 (3-0): Sunny. Min. 76 (4-0): Nano. Min. 87 (5-0): Julio

Álvarez.

Árbitro: Hernández Hernández (comité canario). Enseñó cartulina

amarilla a los locales Juanjo, Unai y Culebras, y a los visitantes Tena, Fuentes

y Airam.

Incidencias. Estadio Los Pajaritos. Apenas 1.500 aficionados en

noche fría.

Nada más terminar el encuentro de anoche en Soria, la afición blanquiverde se debatía entre dos preguntas: ¿Ha perdido el equipo por el frío y el hielo en una de las áreas? ¿Han faltado cosas para disputar el triunfo? Pues habrá que discernir entre derrota y goleada. El Córdoba perdió por deméritos propios, ya que solo disputó el triunfo durante 50 minutos, además de manera light , a las formas y circunstancias que nos tiene acostumbrados este Córdoba que empieza a marcar una diferencia cuando actúa como local o como visitante. Y esa pelea durante apenas una mitad es demasiado poco para merecer los tres puntos. Ni tan siquiera uno. Sobre todo en una Segunda División en la que cualquiera, y no hace falta recordar Guadalajara, te pinta la cara. Ahora bien, la estrepitosa goleada de anoche fue resultado de una asombrosa desconexión tras el 2-0 en contra sumada a un área para defender, la que a duras penas protegía Alberto García, en la que los únicos que mantenían la verticalidad eran los jugadores rojillos.

Así que el análisis habrá que hacerlo solo cuando hubo fútbol, esto es, durante los primeros 45 minutos y los cinco primeros de la segunda parte. Y, por desgracia, ahí tampoco los de Jémez sacaron un buen balance. Ni numérico, ni de sensaciones, ni de juego. Las tres novedades que incluyó el técnico blanquiverde estaban en la defensa, con Tena por David Prieto y Fuentes por Ximo Navarro, y en el centro del campo, en la que el sancionado López Silva era sustituido por Dubarbier. El Francés empezó queriendo llegar a todo y terminó por no alcanzar a casi nada. La mejor ocasión de los visitantes fue suya, solo ante Zabal, pero le cayó en la pierna mala y no tenía la claridad de ideas suficiente para resolverla satisfactoriamente. Le pudieron las ganas, que en todo caso no es mal síntoma.

Mientras el Córdoba estuvo conectado se pudo ver alguna pincelada del equipo que suele verse en El Arcángel. Patiño peleándose con los elementos, buscando vías de agua en la defensa rival y poniendo problemas al equilibrio rojillo. Fernández subiendo por banda con más criterio que acierto final y López Garai intentando cortar juego, lo que forzaba a los locales a balones largos a las bandas. Alguna aparición esporádica de Caballero y las ganas del zurdo cedido por Lorient de agradar y demostrar que tiene sitio en el equipo. Y poquito más. ¿Dónde estaban los hombres de calidad de la escuadra blanquiverde? ¿Dónde la intención de combinar para hacer daño al enemigo? ¿Dónde se quedaron las jugadas de al menos cuatro pases? ¿Qué digo cuatro? ¡Tres, al menos! La primera parte se jugó parecida a como quería el Numancia. Su enemigo ni tan siquiera intentó disparar desde fuera del área para ver si así, en un bote contra el hielo el balón hacía un arabesco. O si en un centro al punto de penalti Zabal, Culebras o Cabrera tenían dudas sobre el terreno que pisaban. El Córdoba jugaba como lo hace de visitante desde hace tiempo. No hay adaptaciones. No hay matices ni circunstancias. Y con ello facilitó la labor del local que, para colmo, le remató en uno de sus puntos flacos: a balón parado. Juanjo remató impecablemente de cabeza una falta lateral sacada por Julio Alvarez al borde del descanso. En realidad, ahí se perdió ya el encuentro. ¿Más feo? Seguro. ¿Más práctico? También. Pero esta vez, el Córdoba no se llevaría ni tan siquiera el premio a la estética, simplemente porque desapareció.

El Córdoba salió goleado por bajar los brazos con el 2-0, cuando ya dio el encuentro por perdido. Hasta ese tanto de Bedoya, el rival supo cómo contrarrestar el juego blanquiverde

A la mala racha como visitante de los blanquiverdes se unió ayer la desaparición de sus hombres de calidad durante todo el encuentro: Borja, Hervás o Caballero pasaron desapercibidos

Apenas cinco minutitos de la segunda mitad se pudo apreciar al equipo de Jémez sobre el campo, más por corazón que por cabeza, por idea, por fidelidad a una identidad que continúa perdida lejos de casa. En ese rato se pudieron apreciar llegadas de Dubarbier, Caballero o Fuentes. Pero el mazazo de Bedoya quebró la poca fe que les quedaba a los blanquiverdes. Si en la primera parte no se puso a prueba un área congelada porque, al parecer, se pensaba que los compañeros no iban a poder rematar en condiciones, en la segunda se estaba pensando en que los de atrás no iban a poder defender en condiciones. Irónico.

Una jugada individual de Bedoya, con pase atrás a Sunny, situado en el centro del área cordobesista, significó el tercer gol para los locales. El centro del campo de Jémez dejaba de funcionar en ese mismo instante. La defensa tenía problemas desde mucho antes. El meter miedo a la defensa enemiga no lo hubo durante casi todo el encuentro. Y llegó el banquete soriano. Nano hacía el cuarto gol con varios jugadores, propios y rivales, sobre el suelo del área defendida a duras penas por Alberto García. Y los escasos 1.500 espectadores de Los Pajaritos comenzaron a pedir a los suyos "una manita" entre el alborozo de lo que ocurría en ese 25% del terreno de juego soriano. Tristemente irrisorio.

Aún pudieron caer el quinto y el sexto plato en el festín soriano antes de que Hernández Hernández pusiera el punto final, pero fue Julio Alvarez el que satisfizo a su parroquia anotando esa manita gélida. Más que frigodedo , por aquello de tener el índice en alto, el Córdoba se llevó de postre un frigopie , con los cinco dedos claritos. El Córdoba continúa teniendo un problema fuera de casa. Y no es solo por la suerte (Almería) o el hielo (Soria). A comerse el helado y a hacer las tareas pendientes.