Salgo con los pies congelados y cuesta calentarse hasta en el coche, pero a diferencia de otros años, merece la pena. Merece la pena pasar frío si en el banquillo hay un tipo que tiene cierta consideración con el aficionado y propone un fútbol que además de vistoso es rentable. Y si no lo fuera tampoco pasaría nada grave porque estaríamos como siempre, entre el décimo y el décimo séptimo. Pero se da la casualidad de que sí lo es. Y de que pasadas 24 jornadas el Córdoba es el único capaz de inquietar a los poderosos.

Por El Arcángel han pasado de forma consecutiva Celta, Elche y Valladolid. Ninguno ha sido capaz de marcar un gol. Ni siquiera de desplegar algo de fútbol. Otro gran mérito de este equipo, que pasó hace tiempo de ser deseo para convertirse en realidad. El golpe de Almería no solo no acabó con su ánimo, sino que le insufló buena dosis de madurez. Madurez. Cada vez se aprecia más madurez en este grupo de jóvenes. Grupo. Otra palabra clave. La emotiva despedida de Balsas, con toda la plantilla presente, habla de grupo.

Un grupo que ha hecho que en esta ciudad se vuelva a hablar de Primera después de tanto tiempo... Lo conseguirá o no lo conseguirá, pero desde luego ha hecho que por primera vez en muchos inviernos no dé pereza ir a El Arcángel. Hace poco el fondo norte acababa semivacío en cada encuentro. Daba igual el resultado. Había hastío. Ayer hubo más de 9.000 personas que en otra época, con esa temperatura, difícilmente hubieran pasado de 6.000. Uno se sigue yendo muerto de frío, pero con una gran sonrisa en la cara. Y con un gusanillo dentro.