Rafael Nadal se arrodilló sobre la central Rod Laver Arena y alzó los brazos al cielo. No había ganado el Abierto de Australia pero había alcanzado la final tras vencer a Roger Federer por 6-7 (5-7), 6-2, 7-6 (7-5) y 6-4. ±Estar el domingo en la final es algo fabuloso que llevaba tiempo buscando, mis sensaciones tenísticas son genialesO, le dijo en la pista al entrevistador, Jim Courier.

Nadal no confiaba demasiado en llegar vivo al último domingo cuando el día antes de empezar el torneo temió que no podría jugar porque se le bloqueó la rodilla derecha y no podía ni caminar. Antes de sufrir esa lesión y problemas en el hombro a principios de temporada, su meta eran las semifinales en Melbourne. Para conseguirlo se dedicó a tunear su juego, darle más peso a su raqueta para ganar velocidad con los golpes ganadores y mentalizarse de que debía ser más agresivo si quería luchar por los grandes títulos.

EN EL BUEN CAMINO La victoria sobre el checo Tomas Berdych en cuartos sirvió para sentir que estaba en el buen camino y ayer, ante Federer, confirmó esa sensación. Ahora solo le queda medirse a Novak Djokovic, que ha sido su punto de mira desde que perdió el año pasado las seis finales que jugaron juntos. Pero antes de enfrentarse de nuevo este año, el serbio tiene que resolver hoy (9.30 horas, Eurosport) su cita de semifinales contra el escocés Andy Murray.

"Ahora estoy ganando por mi tenis. El año pasado podía ir ganando partidos, pero mi línea de tenis no era la de un jugador de alto nivel", reconoció Nadal. Federer pagó esa metamorfosis con una nueva derrota. La 18 en 27 duelos con Nadal. Y eso que el suizo tuvo una salida espectacular, adelantándose 3-0 y 4-1. "Tiraba bombas por todos lados", admitía Nadal, que le frenó forzando el tie break, aunque lo perdió. Nadal no se amilanó. Al contrario. Siguió presionando a Federer sobre su revés (algo habitual), mantuvo un servicio muy efectivo (77% de primeros) y fue muy agresivo con el resto y los golpes ganadores (logró 36).

Así enjugó la desventaja al ganar la segunda manga rompiendo tres veces el saque a Federer. Se la apuntó después de la suspensión temporal del partido para celebrar el Día de Australia con fuegos artificiales. Y entre el último juego de la segunda manga y los dos primeros de la tercera, Nadal logró arrebatar a un descentrado Federer 12 puntos seguidos.

Otro habría sacado la bandera blanca, pero Federer aún forzó un segundo tie break (en el que tuvo 6-1 en contra) y salvó cinco set ball antes de entregarlo. El suizo siguió luchando pero ya sin convicción en el cuarto set, en el que desperdició una rotura que le abría colocaba con 5-3 y saque para forzar la quinta manga.

Nadal lo evitó y le rompió el servicio a Federer en el noveno juego (5-4) para certificar su triunfo en el siguiente, en el segundo match ball, después de salvar dos break points del suizo. El último de ellos, devolviendo un cañonazo de derecha a la cruceta que Nadal levantó con un globo y que Federer lanzó fuera con toda la pista libre. "Siempre tengo la impresión de que Nadal juega un poco mejor contra mí que contra los otros jugadores", se lamentó Federer. El domingo, ante Djokovic o Murray.