Una ronda más y Rafael Nadal estará en las semifinales donde se había propuesto llegar antes de empezar el Abierto de Australia. "Si logramos llegar a semifinales habremos hecho un buen torneo. A partir de ahí todo queda abierto", aseguraba a este periódico Toni Nadal, entrenador del número 2 mundial, antes de viajar a Melbourne.

El objetivo de Nadal está a un paso si en cuartos vence al checo Tomas Berdych que venció en un polémico partido a Nicolás Almagro por 4-6, 7-6 (7-5), 7-6 (7-3) y 7-6 (7-2). Será el primer partido realmente complicado después de los cuatro disputados en la primera semana, los tres primeros ante jugadores con un ránking superior al 100 del mundo y en octavos ante su amigo Feliciano López, al que volvió a imponerse por undécima vez (solo ha perdido dos) por 6-4, 6-4 y 6-2, en un partido en el que el toledano cometió 52 errores no forzados por 14 de Nadal. "Rafa hizo que mi táctica no funcionara hoy. Mis pocas opciones pasaban por sacar bien y subir a la red, pero no he podido", destacó el toledano que, a pesar de todo, se marcha del torneo con buen sabor de boca a pesar de la derrota: "He ganado tres buenos partidos y me colocaré entre los 15 primeros del mundo", su mejor clasificación a los 30 años.

Nadal se cruzará mañana ante Berdych por esa ansiada plaza en las semifinales. Se han enfrentado en 13 ocasiones y solo ha perdido tres veces, la última de ella en el 2006. "Es un gran sacador y tendré que defender mi servicio como un tesoro", decía Nadal tras su victoria.

MAS AGRESIVIDAD Berdych demostró ese poderoso saque ante Almagro al que ganó sus tres sets forzando el tie break y apuntando 28 aces. El checo, número 7 mundial, se impuso por su mayor agresividad en los puntos decisivos. La victoria de Berdych quedó deslucida al negarse a dar la mano a Almagro al final cuando no aceptó sus disculpas por una bola que le tiró al cuerpo en el 5-5 del cuarto set que supuso el 0-40 para el murcinao. Berdych salvó la situación y acabó ganando ese juego y el partido pero el público le recriminó su actitud y le despidió con un fuerte abucheo. "El público es libre pero no es agradable que tu rival te tire la bola a la cara con toda la pista libre, por eso no le saludé", se excusó Berdych que, en el 2005 en Madrid, también se encaró a Nadal.