El Real Madrid encontró su bálsamo en la visia del Athletic, en el retorno a la Liga, donde rehabilitó su ánimo y el de la afición, después de haber salido malparado del severo revés copero ante el Barcelona. Acuciado por la victoria azulgrana en Málaga el conjunto de Jose Mourinho, agazapado durante todo el choque en su banco, mantuvo el tipo. Salió airoso del trance frente a un adversario reputado.

Mourinho revolucionó su once. Distanciado del conservadurismo extremo del miércoles copero, tiró de una propuesta fuera de uso. ¿Jugones?, pues jugones. Sin volante de contención, el Real Madrid se plantó, de inicio, con Xabi Alonso, el alemán Mesut Ozil, el brasileño Kaká y Esteban Granero. Hasta hace poco irrelevante en la plantilla blanca, el madrileño fue la gran apuesta del preparador luso, que dejó en el banco a pesar de estar lesionado el alemán Sami Khedira, a Lass Diarra. Exceso de mando y escasa sujeción.

Pepe, el hombre sobre el que ha girado gran parte del postclásico, quedó al margen de la citación. A causa de una lesión, presumiblemente. Sin protagonismo. Lejos del juicio de su público por el pisotón a Leo Messi.

Alertado por el peligro rival, Mourinho buscó el 'anti Llorente'. Encontró al francés Raphael Varane. Centímetros, porvenir y poco más, quedó a menudo en evidencia ante la rapidez en las transiciones del equipo bilbaíno. Especialmente en la primera mitad. Después creció.

El Athletic es fiel a las ideas impuestas por su preparador. Siempre el balón jugado. Llegada al área blanca con varios futbolistas, con diferentes opciones.

Así fue como abrió el marcador. Con una entrada de Javi Martínez por la banda derecha. Un centro hacia el corazón del área, por donde pasaba, desde atrás, Llorente, que batió a Casillas. Iker Muniaín alertó sobre el segundo, con una acción individual que rechazó Casillas y que no aprovechó Oscar De Marcos

Tres tiros de Granero, sin problemas para Iraizoz, y uno alto hacia la nada de Karim Benzema fueron el bagaje ofensivo del Madrid hasta el minuto 25, cuando llegó el tanto de Marcelo.

El Real Madrid empezó con ventaja la vuelta de vestuarios. En su mejor jugada de ataque, Iturraspe agarró por el pantalón a Kaká dentro del área y Ronaldo transformó el penalti. Sonrió el luso tras marcar el gol. El panorama cambiaba. En el aire la capacidad de reacción del Athletic, con la necesidad de marcar. De entrada, adelantó líneas y su presión fue mayor.

Bielsa tiró de Toquero e Ibai Gómez como primera medida. Dos delanteros. Pero apenas dio tiempo a comprobar su efecto. Un contraataque blanco manejado entre Ozil y Benzema supuso un penalti al alemán, aunque la jugada terminó en gol, y en expulsión de De Marcos. Ronaldo volvió a transformar y a firmar la sentencia. Callejón redondeó la cuenta en plena agitación de la grada. Cerró un centro de Higuaín y silenció las protestas de la mayoría de la afición, que rechazó significativamente el ánimo a Mourinho del fondo sur.