Camina cojeando hasta unos columpios en mitad de El Arenal, preguntando por todo. Porque todo es nuevo para él. Hace seis meses salió de su casa por primera vez. Ya no es su madre quien le espera, sino su novia, Patricia. Con la excusa de la cojera, quizá Patiño se libre por unos días de las tareas domésticas, lo que peor lleva de su nueva vida, independizado.

--¿Qué tal sus primeros meses en Córdoba?

--Han supuesto un gran cambio. Nunca había vivido solo y me tengo que preocupar por cosas a las que antes no prestaba atención, como la compra. Pero me he venido con mi novia y entre los dos lo vamos sacando.

--¿Qué es lo que peor lleva?

--Fregar, limpiar, planchar, la compra... la verdad es que soy vago; pero ayudo, ¡eh!

--¿Antes vivían separados?

--Sí, cada uno con sus padres, y estábamos acostumbrados a que nos lo hicieran todo.

--¿Les llama con frecuencia?

--¡Qué va! Son ellos los que me tienen que llamar. En eso tengo que cambiar. Expreso muy poco mis sentimientos y tengo muy pocos detalles. A mi hermana tampoco la llamo y debería hacerlo más.

--Con su novia tendrá más.

--¡Con ella sí, claro! ¡Pero cada vez menos menos! (se ríe).

--De Madrid a Córdoba.

--Sí; no tienen nada que ver. Allí la gente va con prisa siempre, no se para tanto a disfrutar. Aquí la vida es mucho más tranquila, va todo más despacio.

--Y de Tercera a Segunda.

--Eso me ha supuesto un cambio aún mayor. En el San Sebastián de los Reyes estaba acostumbrado a jugar ante muy poca gente, no había prensa ni presión. En Córdoba lo que más me ha sorprendido ha sido la expectación, el impacto social que el equipo genera en la ciudad.

--Es que de campos de Tercera a Riazor, Rico Pérez, Cornellá...

--Y a enfrentarme a jugadores a los que hace seis meses veía por televisión y exclamaba: "¡qué buenos son!". Lo del partido ante el Espanyol en casa fue tremendo. Aún no he asimilado todo, ni lo que estamos haciendo ni cómo lo estamos haciendo.

--Es que pocos esperaban una temporada así.

--Parecía que el objetivo era mantener la categoría; estar peleando con los grandes es una hazaña. Somos un grupo joven, muchos no tenemos nombre, pero sí una enorme ilusión por progresar. Podemos hacer algo bonito.

--¿Está contento con su rendimiento?

--Noté mucho el cambio y todo lo que conlleva el fútbol profesional. Es un ritmo diferente y trato de adaptarme.

--No parece notarlo mucho.

--Puede que para algunos esté dando más de lo que esperaban, pero no considero ni que esté aún adaptado. Para mí todo esto es un sueño. Está yendo todo muy rápido, pero estoy seguro de que puedo dar mucho más.

--Pero quizá usted sea el que menos responsabilidad tiene en el debate de la falta de gol.

--El venir de Tercera no es una excusa. Es responsabilidad de todos. Igual que nosotros (los delanteros) somos los primeros que tenemos que defender. La plantilla no está obsesionada con las críticas y nos apoyamos. --¿Se creen lo que pueden llegar a conseguir?

--Sí. Paco nos ha inculcado que podíamos optar a algo.

--La pena es que no vaya más gente al campo.

--La afición tiene que estar contenta y si se tuercen algo las cosas no es para ponerse críticos. Si todos remamos para el mismo lado podemos hacer grandes cosas, pero si cada uno tira para su lado, nos irá mal a todos. Si la gente nos da su apoyo les responderemos.

--¿Le paran más por la calle en Córdoba o en San Sebastián?

--¡Aquí! Y es de agradecer que alguien me pare para felicitarme; vivir eso es muy bonito.

--¿Y vivir con su novia también es bonito?

--¡Por supuesto! Eso que dicen de que cuando te vas a vivir con tu novia saltan chispas es un mito; ¡yo al menos estoy muy bien!

--¿Cuánto llevan juntos?

--Seis años. Desde los 17; nos conocimos en el instituto.

--Se acabó lo de tener que irse al parque.

--¡Eso eran cosas de la adolescencia! Ahora tenemos nuestro salón.