Los obstáculos, en cualquier faceta de la vida, hay que superarlos con decisión, convencimiento y reflexión, y, si puede ser, con rapidez. Y estos principios son los que han llevado a un joven jinete cordobés a triunfar en la exigente disciplina de saltos de obstáculos. Se trata de Rafael Gutiérrez de Ravé Tobaruela, jinete juvenil de 17 años, que se inició en la hípica hace trece en el Poniclub La Loma. Con ocho años tuvo su propio poni y comenzó a competir a nivel nacional. La atracción que siente por el salto de obstáculo le empujó a participar con caballos a los 12 años, simultaneándolos con ponis. Empezaron los primeros triunfos a nivel nacional, individualmente y por equipos, obteniendo 16 medallas, siguiendo los éxitos con caballos como jinete infantil y juvenil. Comenzó a formar parte del equipo de saltos español en las categorías permitidas por su edad y al momento cayeron los triunfos a nivel internacional, con 14 años. Y este año, compitiendo con adultos en concursos nacionales e internacionales, ha cosechado primeros lugares en Francia y Holanda, explosionando e irrumpiendo con seguridad y frescura en el otoño con los triunfos obtenidos en el concurso nacional de saltos dos estrellas de Marbella (su triunfo más importante), en el de Córdoba -Campeonato de Andalucía, título que ya consiguió anteriormente-- y en el Gran Premio de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, celebrado en las instalaciones de Pineda. Precisamente, Gutiérrez de Ravé ha sido el primer jinete en la historia de este clásico concurso sevillano en conseguir el triunfo en las tres pruebas 'grandes' que lo componen.

La consecución de estos triunfos en una especialidad tan competitiva como es el salto de obstáculos requieren esfuerzo, disciplina y visión de la realidad. Rafael, que es un competidor nato, no se siente obnubilado por estos éxitos. Para él los estudios tienen una prioridad absoluta, tanto que el mes pasado prefirió no participar en el concurso más importante de España por encontrarse realizando exámenes. Eso sí, el sacrificio es la cualidad que otorga los laureles y no deja de entrenar todos los días por la tarde-noche, además de estudiar. Este jinete, que en la actualidad no tiene ningún entrenador, se siente así liberado para poder estudiar él solo los recorridos, analizándolos para sortear los obstáculos según el estado de sus caballos. Esto le permite salir a pista seguro, contento, "de manera positiva" como dice Gutiérrez de Ravé y disfrutar del recorrido, procurando no hacer ningún derribo. Esto es la parte analítica. Y después, en el desempate, sacar su personalidad competitiva pura, para realizar una prueba con toda la rapidez que le permiten sus caballos, superando los obstáculos y consiguiendo el triunfo.

El equipo que lo acompaña está plenamente identificado con él: su madre, encargada de la gestión de los concursos y que asiste a todos sus entrenamientos, y su padre, responsable de la intendecia -control veterinario, alimentación de los caballos, revisión de material y transporte-- quien precisamente compra los caballos por pura intuición, como son el silla francés Fabuleux Merzé como el belga de sangre caliente Priceless , caballos con los que compite actualmente.

Rafael Gutiérrez de Ravé, que en la actualidad pertenece al Club Hípico de Córdoba, no se siente amilanado por los adultos con los que compite, sino que ve en el horizonte una gran cantidad de obstáculos, cada vez más altos y más lejanos, a los que superar, pues este jinete, con una sonrisa siempre, los ve como un divertimento, como un reto que después de ser salvado pasará a la historia para enfrentarse a otro.