¿Acaso el Almería de Lucas Alcaraz va a un campo de espléndidas dimensiones, césped inmaculado y ambientazo en la grada, como en Riazor, y decide cambiar su filosofía de juego, olvidarse de los dobles pivotes y la contención y salir a partirse el pecho contra el Deportivo? No, no dice el señor Alcaraz a sus muchachos: "tocad, tocad y tocad el balón, que este campo da para mucho". Decide hacer su juego y mantenerse fiel a su estilo. Unas veces sale bien y otras mal.

Pues lo mismo para el Córdoba de Jémez. ¿Por qué cambiar lo que funciona? Más aún. ¿Por qué disimular o minimizar la mayor virtud de su equipo? Hace bien el Córdoba en seguir sus ideales, sobre todo cuando le están dando resultados. Por supuesto que tiene sus riesgos. ¿Pero qué sistema no los tiene? Cada cual a su manera, eso sí.

Porque Hervás falle un pase que cueste un gol no debe dejar de dar pases. Porque esos mismos pases otro día serán determinantes --como así están siendo-- para obtener la victoria. Cambiar por culpa del escenario es no tener personalidad. Y si por algo se caracteriza este Córdoba es por su enorme personalidad. Este equipo tiene algo que lo hace tremendamente atractivo. No puede renunciar a ello por muy pequeño que sea el campo o defensivo el rival.

Puede y sabe

Este equipo ha demostrado que puede y sabe jugar al fútbol en un césped casi impracticable, como El Arcángel de hace dos jornadas, ante el Alcorcón. Si puede jugar ahí, claro que puede hacerlo en el Pedro Escartín de Guadalajara, en El Collao de Alcoy o donde quiera. ¿Que el campo es pequeño? Pues quizá la solución sea mover el balón mucho más rápido, pero nunca dar pelotazos --salvo en esporádicas situaciones--.

Además, ¿cuál sería la alternativa? ¿Colocar un doble pivote? Estoy harto de los dobles pivotes, harto de los partidos donde solo se especula, harto de empates a cero insustanciales y de partidos que se deciden en un minuto por una jugada de estrategia.

Quizá haya momentos en los que convenga un juego más directo. Pero no hacer de eso una constante. El Córdoba debe ir a todos los campos de fútbol a eso, a jugar al fútbol, que es para lo que están. Puede que pierda, bien. Pero prefiero que pierda por tratar de jugar el balón que por acabar con once jugadores en su propio campo.

Me parece loable y valiente esa actitud. Y me parece fantástico que Jémez la mantenga. ¿Que es lo peor que le puede pasar? ¿Que el Córdoba acabe decimocuarto? Pues como todos los años. Con la diferencia de que en este nos habremos divertido, habremos visto algo de fútbol.

Además, creo que esa filosofía funciona. El Córdoba perdió en Guadalajara porque no se enteró de que el partido había empezado, no tuvo la misma hambre, ambición y garra que en anteriores encuentros. Reaccionó tarde y, aún así, pudo haber sacado algo positivo. Tuvo varias ocasiones muy claras nada más iniciarse la segunda parte que le podrían haber metido de lleno en la lucha por los puntos. No es que sobrara juego, es que faltaron ganas.

Creo que el juego nunca está de más. Me dolería ver a Silva, Borja, Hervás o Charles dando pelotazos. Cuesta mucho ganarse una identidad como para renunciar a ella a las primeras de cambio, por un simple revés.