Es una carretera tortuosa, siempre en obras. A determinadas horas del día, una auténtica odisea atravesarla. Cuando la tarde cae, la hilera de luces de coches parece no tener fin. Es la A--2. La carretera que une Madrid con su aeropuerto, con Barcelona... y con Guadalajara. Son apenas 50 kilómetros. Pero se pueden hacer interminables. Tráfico, mal asfalto y muchas curvas. Media hora en circunstancias normales. Pero lo suficientemente alejada del mundanal ruido de la capital como para convertirse en un remanso de paz. Por esa autovía pasó anoche el autobús del Córdoba. Será el segundo partido seguido ante un equipo de la zona media de la clasificación. Le quedarán cuatro más (Alcoyano, Gimnástic, Recreativo y Girona). Lo que a priori parece una autovía, puede convertirse en comarcal. Tiene trampa. Paco Jémez ya lo ha avisado. "Le temo a los cuatro próximos partidos; si no nos los tomamos como ante el Alcorcón, no ganaremos ni un punto".

El Córdoba buscar amargar al rival, que acumula cuatro partidos sin ganar, aunque mantiene siete puntos respecto al descenso por su buen arranque liguero. Vive el Guadalajara el momento más dulce de su historia. Hasta el 2007 solo había militado en Tercera División. Cuatro años en la categoría de bronce para dar el salto a plata. Disfruta el momento su afición. De los 80.000 habitantes de la ciudad, casi 4.000 acuden cada quince días al Pedro Escartín.

Algo parecido le ocurre al Córdoba, cuya hinchada vive entusiasmada con un arranque de liga histórico que le tiene a un punto del ascenso directo. Por eso, lo normal es que Paco Jémez no modifique la alineación del pasado sábado. "Si mantienen el mismo nivel es casi una obligación mantener el once".

Eso sí, de sus palabras al referirse a Pepe Díaz tras el fallecimiento de su padre, se podría extraer una ligera duda. "Nos ha dado una lección; ha sido su mejor semana entrenando desde que estoy aquí y eso para mí no pasa desapercibido; tendrá su recompensa". En caso de que el cuco entrara, lo lógico es que ocupara el lugar de Patiño. Claro que el madrileño estará muy motivado ante la cercanía de su casa.

No van a estar solos los cordobesistas. Al menos 300 aficionados les acompañarán en las gradas de un Pedro Escartín cuyo césped, por cierto, presentará un aspecto formidable. Nada que ver con el barrizal que se encontró el Córdoba hace siete días en su propio estadio. El propio técnico alcarreño, Carlos Terrazas, reconoce que le favorece a los de Jémez.

Dos equipos ya han sido capaces de ganar en Guadalajara: el Hércules y el Recreativo. La meta parece también al alcance del Córdoba. Quizá su principal rival sea él mismo. Porque si mantiene el nivel, la intensidad y las señas que le han llevado a la cuarta posición, será difícil que se le escapen los puntos.