El Athletic mostró sus credenciales y su buena racha de juego y resultados para romper un maleficio de 18 años sin ganar en el Ramón Sánchez Pizjuán, en un partido que superó por 1-2 y en el que casi siempre estuvo muy por encima del Sevilla.

El conjunto hispalense, por su parte, sigue a la deriva con cinco jornadas sin ganar, con dos derrotas consecutivas como local y ya muy alejado de los puestos de la Liga de Campeones.

Fue el conjunto vizcaíno el que, en contra de lo que podría señalar su disposición táctica --Bielsa alineó a tres centrales-- abrió el marcador en su primera aproximación al área local. Un rechace de Negredo tras un saque de falta hizo que el balón le llegara a Andoni Iraola, quien, sin pensárselo, remató desde lejos, fuerte, por bajo y ajustado a la cepa del poste e imposible a la estirada de Javi Varas.

El Sevilla, como en las últimas jornadas, estuvo impreciso en el pase, perdió mucho el balón y jugó a remolque del rival, aunque Jesús Navas no perdonó en un despiste en las marcas de la defensa visitante y estableció el empate con un preciso remate cruzado.

El encuentro estuvo abierto, de ida y vuelta y sin que ningún equipo encontrara la fórmula de dominar con autoridad, aunque el central bosnio Emir Spahic salvó bajo la portería que el adversario consiguiera el segundo.

Un error del propio Spahic en el pase, sin embargo, propició pocos minutos después que Oscar De Marcos sí pusiera el 1-2 y las cosas muy complicadas para la formación andaluza, que no encontró los recursos para poner en apuros al meta Gorka Iraizoz.

El conjunto vasco, muy seguro ya de sus posibilidades, movió el balón con soltura e incluso buscó el tercer tanto para sentenciar el partido ante el despiste general del adversario.